Voluntarios de Cruz Roja Cantabria han retirado 104 kilos de #basuraleza de la Playa de Valdearenas, en Liencres, a través de la jornada de sensibilización ambiental desarrollada en el marco del #proyectoLIBERA.
Esta iniciativa, creada por SEO/BirdLife, en alianza con Ecoembes y desarrollada en colaboración de Cruz Roja Española, persigue desde el año 2017 frenar las consecuencias de los residuos abandonados en los espacios naturales en los diferentes ecosistemas españoles.
Para ello, organiza actividades que buscan concienciar y movilizar a la ciudadanía para mantener los espacios naturales libres de basura liberando así mucha más vida en favor de la biodiversidad.
Los 16 voluntarios y voluntarias que se sumaron a la actividad desarrollada este fin de semana en Valdearenas repartieron 200 bolsas entre los usuarios y usuarias del arenal con el objetivo de que éstos pudieran echar en ellos sus residuos y, posteriormente, depositarlos en su correspondiente contenedor.
¿Cómo llaga un bastoncillo de los oídos a la playa?
José Cacho Izaguirre, biólogo y técnico de Medio Ambiente de Cruz Roja Cantabria, recuerda que la finalidad de este tipo de jornadas pasa por sensibilizar y concienciar a la población sobre el problema de las basuras marinas.
Con este objetivo, explica, se lleva a cabo una recogida colectiva de residuos antrópicos, es decir, aquellos generados por la acción humana, que llegan, a través de los ríos o el propio mar a las playas y que, durante la época estival, además, son depositados por los usuarios de las playas para que, una vez recogidos, sean clasificados y caracterizados procediendo, posteriormente, a su reciclaje.
Este biólogo y técnico ambiental de Cruz Roja Cantabria asegura que la idea es que los participantes se hagan preguntas sobre cómo o de qué manera un determinado residuo puede terminar en la arena y, en el caso de que acudan niños y niñas, trabajar con ellos estas cuestiones siempre mediante el juego.
Entre los residuos más habituales en las playas destacan algunos como las colillas; las botellas; los plásticos; los tapones; las bridas; las cuerdas o, incluso, los bastoncillos de limpieza de los oídos.
Y es que, según explica José Cacho Izaguirre, en ocasiones, la gente, en sus hogares, los tira por el inodoro, por lo que a través de las canalizaciones de saneamiento, en muchos casos, acaban en ríos y mares y, de ahí, en la costa.
Plástico, un elemento con una larga vida
En este sentido, hace hincapié en que el plástico es un elemento que dura mucho, entre 50 y 250 años o incluso más y por ello, afirma, el problema de este material es el uso desmesurado que la sociedad actual hace del mismo.
De hecho, incide en que, cuando lo tiramos en la naturaleza, llega a las costas y océanos, se degrada, se va descomponiendo en tamaños más pequeños y entra a formar parte de la propia fauna.
José Cacho Izaguirre subraya que cualquier especie marina se puede comer esos pequeños trozos de plástico, al confundirlos con comida, por lo que acabará intoxicándose al igual que nosotros, los humanos, cuando comemos esos productos del mar que han ingerido este tipo de materiales.