La Orquesta Nacional de España ha clausurado esta tarde el Festival Internacional de Santander con un gran concierto sinfónico en el que la música de Beethoven ha puesto el punto final a la 69 edición, que ha contado con la presencia del presidente de Cantabria, Miguel Ángel Revilla, el vicepresidente, Pablo Zuloaga, acompañados por el ministro de Cultura y Deporte, José Manuel Rodríguez Uribes.
El concierto ha sido dirigido por el maestro Jaime Martín, en sustitución del director titular y artístico de la Orquesta Nacional de España, David Afkham, en aislamiento preventivo tras haber estado en contacto con un caso positivo de Covid-19 detectado en el equipo de producción artística de la ONE.
El concierto
Jaime Martin y la ONE interpretaron la ‘Sinfonía n. 2 en Re Mayor op. 36’ y la ‘Sinfonía n. 5 en do menor op. 67’ en el último concierto de esta edición, en un Festival que ha dedicado una parte importante de su programación a la obra del genio de Bonn, homenajeado este año en todo el mundo por el 250 aniversario de su nacimiento.
En su Segunda Sinfonía Beethoven prescinde del minuet habitual y lo sustituye por un scherzo que dio a la composición un gran alcance y energía. Después de su estreno, los críticos notaron la ausencia del tradicional minuet y dijeron que la composición tenía mucho poder, pero que era demasiado excéntrica. La obra fue escrita en su mayor parte en 1802, cuando el genio de Bonn comenzó a experimentar los primeros síntomas de sordera. Se estrenó en el Theater an der Wien en Viena el 5 de abril de 1803, y fue dirigida por el compositor. Es una de las últimas obras del llamado ‘estilo temprano’ o ‘primer estilo’ de Beethoven, donde aún se deja sentir la influencia de Haydn.
La Sinfonía n. 5 en do menor op. 67′, compuesta entre 1804 y 1808, es una de las piezas más populares e interpretadas de la música clásica. Consta de cuatro movimientos: empieza con un allegro de sonata, continúa con un andante y finaliza con un scherzo ininterrumpido que comprende las dos últimas partes. Desde su estreno en el Theater an der Wien de Viena el 22 de diciembre de 1808, dirigida por el compositor, la obra adquirió un notorio prestigio, que aún continúa en la actualidad. E. T. A. Hoffmann describió la sinfonía como «una de las obras más importantes de todos los tiempos.