Estos meses en casa nos lleva a preguntarnos ¿Qué haremos con nuestras vidas de aquí en adelante?
Tanto tiempo en casa me lleva a releer al filósofo, político y sociólogo Edgar Morín. No existen soluciones fáciles, todo es complejo, la simplicidad es el principio de la barbarie.
Los compradores de soluciones fáciles a problemas complejos son tierra fértil para los populismos y las dictaduras. Siempre echamos la culpa a la comunicación y pocas veces nos paramos a pensar que la comunicación no conlleva comprensión.
Cada uno vemos el futuro en función de nuestro presente. Los futuros son plurales. Poner de acuerdo esos futuros es lo complicado. Este confinamiento nos lleva a repensarlo todo. ¿Cómo es el urbanismo en el que vivimos?, ¿qué es lo prioritario?, ¿cómo lo público nos hace iguales?, ¿es sabio el refranero popular?, ¿podemos vivir con menos?, ¿aquellas tres marías de nuestros estudios, filosofía, música y deporte, son mas esenciales de lo que creíamos?, ¿es política lo que hacen nuestros políticos?, ¿Me vale lo que sé para enfrentarme al futuro y sacar adelante a la familia? ¿Atendemos al sector primario pensando en la gente o en el mercado?,¿esta vida que llevamos nos hace felices, o no tenemos tiempo de pensarlo porque llegar a fin de mes es prioritario?, ¿será el planeta quien tiene el problema, o lo tenemos nosotros para sobrevivir en el planeta?…
Y en este punto repensar es fundamental. Significa volver a pensar sobre el modelo de crecimiento y desarrollo, y hacerlo con reflexión y detenimiento.
Porque mientras no se invente algo distinto hay que trabajar para vivir. Pero la estrategia de desarrollo que decidamos es la que marcará las necesidades laborales. Y tendremos que hacer hincapié en que esa estrategia debe volver a pensarse, esta pandemia nos deja claro que no invertir en sanidad pública, en investigación, en innovación y en cultura, nos hace más débiles. Primar el mercado en detrimento de las personas nos lleva al desastre. Y todos somos iguales ante la enfermedad.
Y todos demos hablar y escucharnos. Y la política o es inclusiva o no es. Si dejamos en manos de otro nuestro futuro, no podemos después pedir cuentas.