La humanidad parece estar viviendo una luz al final de un túnel. Tan solo hace un año pocos podían pensar que un virus podría ser tan letal como una guerra nuclear. Nos vamos a situar coetáneos en el tiempo a Leónidas Breznev, John Fitzgerald Kennedy, Lyndon Baines Johnson, Erich Honecker o Nikita Khrushchev, recordando discursos, frases, encuentros, idas y venidas en aquel mundo de la post II Guerra Mundial. Vivíamos en un mundo donde estos gobernantes nos dejaban helados, hieráticos, impertérritos cada día de aquellos años 60, 70 y 80. ¿Era aquél el mejor de los mundos posibles?
Para afrontar esta cuestión vamos a echar mano de François-Marie Arouet, Voltaire, quien apostó por la razón por encima de la religión y además estaba en contra de los pesimistas. “Si este es el mejor de los mundos posibles, ¿Entonces cómo están los demás?”, decía el pensador francés. Partiendo de que el universo pueda ser infinito, dentro de él caben otros muchos mundos. ¿Cómo serán esos mundos? Eso es algo que todavía hoy nos preguntamos, pero algo sabemos.
Si bien ese mundo de incertidumbre militar, de miedo político, de no saber qué hará un país u otro, no es menos cierto que es algo realizado por el hombre. Es el hombre quien toma la decisión de crear un clima de tensión y de confirmar o no esa tensión. Pero, ¿y cuándo no es el hombre quien controla? ¿Puede el mundo girar sin el control del hombre? Si el hombre no puede controlar la marcha del propio mundo, Voltaire tendría razón. Porque si bien las injusticias, el hambre y las guerras rodeaban la Europa de finales del siglo XVIII, no es menos cierto que era por deseo del hombre, por la inacción del sus representantes públicos.
Metidos de lleno en un mundo digital y visionando nuevas formas de dominio del mundo, debemos saber, estamos obligados a asumir que el hombre puede ser dominado, como lo está siendo en esta ocasión. Solo la ciencia y la investigación pueden hacernos regresar a un mundo mejor. En pocos meses, hemos constatado que el anterior mundo a diciembre de 2019 era mejor que el actual, pero de lejos. Mientras pensábamos que el peligro era un enfrentamiento nuclear protagonizado por aquellos gobernantes antes mencionados, nada más lejos de realidad. Un virus puede ser más letal y la prueba es tan viva como cercana. En nuestra mano está apostar por la investigación y la ciencia para ganar esa salud que tanto anhelamos. Y tal vez algo más importante, la solidaridad es algo más que compartir los dineros. La solidaridad debe ser horizontal y sin barreras.
Querido Voltaire, nos quedamos con el mundo anterior. Ya sabemos que hay otros mundos, pero nos quedamos con el que conocemos, con el que controlamos. Como refleja nuestra viñeta, vamos viendo una luz al final del túnel. Vamos saliendo del virus poco a poco, y salvando nuestras propias vidas, y lo haremos de forma horizontal. Unos con otros.