La Consejería de Desarrollo Rural, Ganadería, Pesca, Alimentación y Medio Ambiente ha dictado una resolución por la que se prohíbe la extracción y comercialización de moluscos bivalvos, es decir, mejillones, almejas, ostras y muergos, como consecuencia de la detección de biotoxínas lipofílicas en las zonas de producción de los estuarios de Santander, Santoña y toda la costa de la región, salvo los moluscos procedentes de las zonas de San Vicente de la Barquera, que sí podrán comercializados.
El cierre es de carácter temporal, por lo que su extracción y comercialización se reanudarán cuando los niveles de biotoxinas lipofílicas estén por debajo de los establecidos como seguros por la normativa vigente.
Para ello, la Dirección General de Pesca y Alimentación ha intensificado el protocolo de vigilancia que mantiene activo durante todo el año, de tal manera que en una situación de alerta, como la actual, se mantendrá un muestreo intensivo en todo el litoral a fin de controlar la situación y proceder, cuando sea posible, a la reapertura de los bancos marisqueros.
La medida ha sido notificada a los siguientes organismos y entidades competentes o relacionadas con la actividad: la Dirección General de Salud Pública, la Delegación de Gobierno, la Secretaría General de Pesca Marítima del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación, las cooperativas marisqueras, la cofradías de pescadores, los productores de cultivos marinos, las depuradoras de moluscos, los ayuntamientos afectados, las grandes superficies comerciales, las asociaciones de consumidores y usuarios, y a la Guardia Civil.
Las biotoxinas aparecen por causas naturales debido a la aparición de grandes concentraciones de algunos tipos específicos de microalgas productoras de toxinas en las aguas marinas que, al ser la base alimenticia de los moluscos bivalvos, se acumulan en sus tejidos pudiendo llegar al consumidor final.
El fenómeno que produce esta situación es comúnmente conocido con el nombre de ‘marea roja’ debido a la coloración que producen en ocasiones las algas microscópicas que lo causan en el agua.
Suele presentarse en las costas de Cantabria en esta época del año y los cierres que ocasiona pueden durar como máximo dos meses. Una vez revierte, los productos del marisqueo vuelven a ser seguros y se continua con las labores de vigilancia desde la Consejería de Desarrollo Rural, Ganadería, Pesca, Alimentación y Medio Ambiente, que permite su rápida detección.
En estos casos, la Dirección General de Pesca y Alimentación del Gobierno de Cantabria mantiene una red de alerta y un protocolo de vigilancia y control específico para este tipo de Floraciones de Algas Nocivas (FAN), con el fin de evitar la extracción y comercialización de los moluscos filtradores y garantizar que no representen un riesgo para los consumidores.
En este protocolo participan de forma conjunta el Servicio de Actividades Pesqueras y el Servicio de Laboratorio y Control de la Consejería, en colaboración con la empresa pública MARE, así como los laboratorios acreditados para el análisis de este tipo de muestras encargados de realizar los análisis de las muestras recogidas en los puntos de control distribuidos en las zonas de producción del litoral de Cantabria.