El necroturismo o turismo de cementerios es aquel tipo de turismo donde se visitan cementerios para descubrir su patrimonio artístico, arquitectónico, histórico y paisajístico, además de conocer leyendas de muertes. El camposanto gótico de Comillas forma parte de la relación necroturística más importante de España. Situado muy próximo a la costa sobre una colina, también ofrece espectaculares vistas.
Un cementerio sin muertos es como una casa sin ventanas o como un jardín sin flores… un despropósito. En España tenemos un cementerio sin muertos y no porque hayan exhumado los cuerpos, sino porque nunca nadie ocupó esos nichos.
Polémico desde su creación, los distintos partidos que han pasado por el Ayuntamiento de Finisterre no se han atrevido a terminar lo que el arquitecto César Portelas creó un día: el conocido como cementerio del fin del mundo. Una bella obra arquitectónica (14 cubos de granito con 12 nichos cada uno) situada en un paraje no menos bello, frente al temible Atlántico, a unos 3 kilómetros de la localidad de Finisterre, en la Costa de la Muerte.
Parece de lógica aplastante que esta costa de nombre tétrico y estas aguas que han acogido (y causado) numerosos muertos pudieran tener un camposanto justo enfrente del océano, pero en esta historia no hay lógica sino sentimientos enfrentados: a unos les gusta y a otros les parece un sinsentido. Quizás por osado: el arquitecto imaginó en 1998 un lugar más poético (los cubos abiertos al mar) que tradicional (no hay cruces ni tapias que escondan las tumbas) y la muerte, que es lo único seguro de la vida, sigue siendo una ceremonia llena de tradiciones: los lutos, los llantos, el cortejo fúnebre, las flores en el Día de Todos los Santos…. Y lo que salga de ahí es anatema.
A veces nos empeñamos en recorrer el mundo para encontrar una buena historia que merezca ser contada y a menudo las historias las tenemos a la vuelta de la esquina, como es el caso del ejemplo anterior. A poco que rebusquemos hay mil y una historias en los cementerios que nos rodean, esos a los que solo vamos cuando alguien fallece o cuando toca llevarle flores.
En España vamos poco a los cementerios, no existe la costumbre de pasearlos como sucede en París, por ejemplo, con el majestuoso Père Lachaise, que es una atracción turística como lo puede ser la Tour Eiffel. ¿Por qué no paseamos aquí por los cementerios? Quizás porque sabemos que serán el destino de nuestro último viaje y preferimos evitarlos, no vaya a ser…
Pasear por cementerios es una forma de aceptar la muerte y, más importante aún, de celebrar la vida y tenemos ejemplos de camposantos hermosísimos que bien merecen un tour. Muchos de ellos están recogidos en el libro La vuelta al mundo en 80 cementerios, de Fernando Gómez Hernández (Ediciones Luciérnaga), un imprescindible para los amantes de este turismo conocido ya como necroturismo.
Entre los camposantos españoles se incluyen varios: el de La Almudena, el de Valencia, el de Atapuerca y el de Sant Andreu, donde está enterrada por ejemplo, Montserrat Caballé. Su autor nos relata por ejemplo que en este camposanto se encontró con el sepulcro de los Martí donde descansa la conocida como ‘Novia del cementerio’, figura que suele ser habitual en estos entornos: novias que fallecen en el día de su boda y que pasarán a ser recordadas por ese instante preciso para la eternidad.
Otra mujer que el autor destaca esta vez en el madrileño cementerio de La Almudena es Juanita Cruz, “Una mujer liberal que tiene el mérito de haber sido la primera matadora de toros de la historia que usaba traje de luces y falda. A lo largo de su vida intervino en casi setecientos festejos y llegó a compartir cartel con Manolete. Republicana de hecho y convicción, feminista y adelantada a su tiempo, se exilió al estallar la guerra civil. Recorrió Hispanoamérica y tomó de nuevo la alternativa en México, en 1940. Siete años después regresó a España, donde fue víctima del nuevo reglamento taurino, que estuvo vigente durante la dictadura franquista y que prohibía a las mujeres torear. Desde entonces se mantuvo apartada de las plazas de toros y no quiso asistir a más corridas”.
Ilustres enterrados, más allá de la archiconocida en vida y en muerte Lola Flores, los hay un poco por doquier, tanto que no faltaríamos a la verdad si dijéramos que tienes a un famoso enterrado cerca. Por ejemplo, Jesús de la Rosa, el que fuera cantante del maravilloso grupo Triana, está enterrado en Villaviciosa de Odón. Manolo Escobar fue enterrado en el cementerio de Sant Jaume, en Alicante; el cómico Chiquito de la Calzada, que falleció en 2017, está en el cementerio Parcemasa San Gabriel, en Málaga.
Por cierto que en esta provincia destaca también el cementerio inglés, protestante, concebido como jardín botánico y que forma parte de la Asociación de Cementerios Significativos de Europa que pone en valor el patrimonio artístico y cultural de estos lugares. También forma parte de este organismo el espectacular cementerio de Olvera, en Cádiz: no es el más grande de los citados hasta ahora, pero se encuentra en una localización espectacular, de un lado, las casas y del otro, el castillo del siglo XII y los restos de la muralla árabe que aún se conservan. Sin duda, un lugar mágico donde descansar para la eternidad.
Pero sigamos con nuestros famosos enterrados: el guitarrista Paco de Lucía está en Algeciras; el premio nobel de Medicina Severo Ochoa, en Luarca (Asturias), localidad donde nació y donde reposa junto a su esposa: este camposanto también es espectacular debido a su ubicación, en un acantilado frente al mar que ofrece unas magníficas vistas.
El genial Luis Berlanga se encuentra en el cementerio de Pozuelo, el actor Francisco Rabal, en Águilas; Joaquín Sorolla está enterrado en Valencia; Gregorio Peces Barba, en Colmenarejo; Miguel de Unamuno, en su amada Salamanca; y Rosalía de Castro lo está en Santiago de Compostela, en un sepulcro obra de Jesús Landeira.
No podemos terminar este paseo por los cementerios más bonitos sin citar el camposanto gótico de Comillas (Cantabria), situado muy próximo a la costa sobre una colina que también ofrece espectaculares vistas. Su ampliación fue encargada al arquitecto modernista Lluís Domenéch i Montaner y su fachada es Bien de Interés Cultural (BIC). Destacan en este lugar las esculturas y sobre todo, la del Ángel Exterminador, que se ha convertido en todo un símbolo de la ciudad y que fue obra del escultor Josep Llimona.
Para los que tengan curiosidad sobre dónde hay famosos enterrados, existe la web Find a grave, la mayor recopilación de tumbas del mundo, según se denominan a sí mismos. Allí podemos ver, por ejemplo, que Colin Powell ha sido recientemente enterrado en Arlington, Virginia. Entre las necrológicas de este año se incluyen las del actor Ed Asner, el astronauta Michael Collins, el músico Dusty Hill y la de Larry King, por citar solo algunos.