El Ayuntamiento ha entregado este jueves la Medalla de Oro de Santander al Real Club de Regatas, en un acto presidido por la alcaldesa Gema Igual y celebrado en el Salón de Recepciones del Consistorio con la asistencia del presidente de la institución Alejandro Miyares y miembros de la junta directiva del club, y en el que se han tenido en cuenta las medidas de seguridad y aforo recomendadas por las autoridades.
La regidora, que ha sido la encargada de otorgar este reconocimiento, -uno de los mayores que contempla el Reglamento de Títulos, Honores y Distinciones del consistorio santanderino-, ha trasladado a la familia del club el agradecimiento de toda la ciudad por su contribución a la historia del municipio y su aportación a la vida deportiva, cultural y social de Santander.
En su discurso, Igual ha puesto en valor el papel de los 31 presidentes y 443 socios que el Real Club de Regatas ha tenido a lo largo de sus 150 años de historia, y ha tenido un recuerdo especial para los socios fallecidos.
La regidora ha ensalzado el respaldo de toda la ciudad a las actividades del club y al aniversario que celebra este 2020, y ha asegurado que esta Medalla de Oro reconoce el “esfuerzo y fidelidad” de todas las personas que han contribuido al engrandecimiento del Club y, por ende, a enriquecer la ciudad de Santander, a quienes ha agradecido su papel en la custodia del legado recibido y en la puesta en valor de un edificio que es una referencia en el centro de la ciudad.
Así, se ha referido también a la importancia que este año 2020 tendrá para el club. Además de su aniversario y la recepción de esta medalla, la alcaldesa ha asegurado que el Ayuntamiento será partícipe del futuro de la institución de la mano de los planes para la rehabilitación de su sede, en el Palacio Pombo. “En este extraordinario enclave urbano, Santander reforzará su capacidad turística de cara a la recuperación económica que esperemos sea lo antes posible”, ha afirmado.
“No puedo por menos que agradecer la implicación también en estos momentos del Club de Regatas y la generosidad de sus socios con la puesta a disposición de una parte de sus instalaciones en el Palacio Pombo para la construcción de un hotel”, ha añadido.
Según ha destacado, se trata de uno de los edificios más señeros y el único palacio del siglo XVIII que hay en el centro urbano, construido en 1884 siguiendo el proyecto del arquitecto Atilano Rodríguez.
Igual ha hecho un repaso por la historia del club y ha recordado que fue el primer club náutico de España, promoviendo la primera regata de vela en España dotada con un trofeo. Por ello, y en homenaje a los inicios, ha instado a sus socios a aprovechar esta fecha “para recuperar y ensalzar también la importancia de los deportes náuticos en Santander”.
Historia del Real Club de Regatas
El Real Club de Regatas de Santander se fundó el 28 de mayo de 1870 por un grupo de personas vinculadas a la navegación, el comercio y los negocios marítimos, y tuvo su primera sede en el número 11 del Muelle.
En el Club de Regatas está también el origen del Real Club Marítimo de Santander, fundado en 1927 y que se ocupa desde entonces de la organización de las regatas y otras actividades deportivas.
Eran tiempos de expansión del turismo, –el germen de los conocidos como veraneantes-, y las actividades náuticas constituían un aliciente y una atracción en sí misma. Fue precisamente en sus instalaciones donde el monarca Alfonso XIII aprovechó para anunciar su intención de regresar todos los veranos a Santander para disfrutar de sus vacaciones.
La época más brillante del Club –respaldado por un enorme prestigio local, nacional e internacional-, estuvo protagonizada por su excelente capacidad para la organización de las actividades marítimas, sus éxitos en las competiciones y su dinamismo para incentivar la vida social y cultural de la ciudad.
El Club de Regatas atrajo además las reuniones de personalidades notables del mundo de la cultura como Pérez Galdós, José Estrañí o Margarita Xirgu. También los compositores Enrique Fernández Arbós o Jesús de Monasterio protagonizaron algunas de las veladas lírico-musicales que llenaban los salones del Club e incluso reunían a los santanderinos en los alrededores del edificio para escuchar la música que salía de sus balcones.
Gracias al Club de Regatas la vida cultural y social de Santander logró brillar con luz propia y sentar las bases de un turismo creciente, engarzado por el mar y las actividades náuticas en una de las bahías más bellas del mundo.