El logro del Partido Regionalista de Cantabria en las elecciones generales del 28 de abril forma parte de la historia política de este país. Ese logro, ese éxito y esa presencia en la Carrera de San Jerónimo, en el Congreso de los Diputados, se hace preciso cuantificarla en su justa medida. En el proceso de investidura de Pedro Sánchez se ha podido visionar y percibir la importancia de lo conseguido en las urnas. En la tribuna de oradores han estado socialistas, populares, ciudadanos, las conflluencias de Podemos, catalanes, vascos, navarros, canarios y un cántabro. No había madrileños, andaluces, gallegos… pero sí había un cántabro. Y este proceso lo ha seguido y lo sigue España entera. El PRC forma parte del arco parlamentario estatal, con voz y con voto.
Cantabria no llega a los 600.000 habitantes y tiene una presencia política propia en el Congreso. Ha ganado la batalla al tan manido sistema D’Hondt. Este sistema belga divide a través de distintos divisores los totales de los votos obtenidos por los distintos partidos, produciéndose secuencias de cocientes decrecientes para cada partido y asignándose los escaños a los promedios más altos. Bien, pues eso lo ganó en una comunidad muy pequeña el PRC al PSOE y al PP. Luis Santos Clemente (PSOE), María Jesús Calva Ruiz (PSOE), Rubén Gómez (Ciudadanos), Diego Movellán (PP), y José Maria Mazón (PRC) son los cinco diputados que posee la región de Cantabria en la Camára Baja. Ese diputado que obtuvo Cantabria es de un éxito sin precedentes y sólo soslayable bajo la perspectiva de la influencia de su líder, Miguel Ángel Revilla. En las comunidades de Asturias (Foro) y Canarias (Nueva Canaria), por poner dos ejemplos, han perdido su representatividad en el Congreso como la perdieron otros (Bloque Nacionalista Galego). Asturias supera el millón de habitantes, en Canarias hay más de 2.100.000 habitantes y en Galicia más de 2.700.000 habitantes, habiendo posibilidad también de las alternativas de PSOE o PP, así como el resto de las opciones políticas estatales.
El hecho de que un partido pequeño, con poca militancia y en una región tan poco poblada haya llegado a conseguir entrar en el Congreso es de un mérito incontestable. Miguel Ángel Revilla ya formaba parte de la historia política de Cantabria, pero ganar el escaño en el Congreso es de un valor sublime y lo está sabiendo hacer valer muy bien. No se pudo cumplir el objetivo de investir a Pedro Sánchez, pero supo el PRC hacer valer ese voto número 124 para el PSOE. Un voto único y eso también le da una relevancia original. Hubiera pasado desapercibida una abstención del PRC, no hubiera sido de inteligencia política ni hubiera tenido sentido alguno. En cambio, apostar por el que ha ganado las elecciones siendo el único en ese gesto le otorga una posición de salida con ventaja respecto a los demás distintos al PSOE, y sobre todo de cara al ciudadano que no quiere volver a votar. Ese mérito lo debe hacer valer y más peso específico político tendrá cuanto más lejos pueda apoyar en este proceso de investidura. Si los partidos políticos cotizaran en Bolsa, el PRC sería un valor en alza, y mercado de futuro. Este aspecto político el PRC se lo entrega a Cantabria y a su clase política.
En esta legislatura de un Revilla ganador de las elecciones, sus clases diarias en tiempo real es para seguirlas y percibir la realidad de que otra forma de hacer política funciona. Revilla se mantiene con muy pocos cambios en su partido a lo largo de los años, con una militancia fiel y sobre todo, con una calma reinante. No hay estridencias, ni sobresaltos y sobre todo, si con algo debiéramos quedarnos de sus formas y gestos es con la expresión «somos un partido previsible«.
La presencia de Mazón en el Congreso es de una importancia vital para el PRC y cada paso será medido desde su sede en Amós de Escalante al milímetro porque debe hacerse ver. Así pues, seguiremos el ritmo de lo que hoy es el voto número 124 porque ascenderá peldaños y ganará enteros.
En la imagen adjunta, se observa la intervención de José María Mazón en la segunda votación de investidura, jueves 25, a las 15.00 h. abriendo el Telediario 1.