ASOCIACIONES GC SE RETIRAN DEL GRUPO TRABAJO IMPLANTACIÓN PLAN ACCIÓN ÉTICA
PLANTE NACIONAL DE LAS ASOCIACIONES DE REPRESENTANTES DE LA GUARDIA CIVIL POR NO INVESTIGAR QUÉ SUCEDIÓ CON UN GUARDIA CIVIL EN UN PUTICLUB DE CANTABRIA
«A hurtadillas«, » a escondidas» partieron el coronel Antonio Orantos, máximo responsable de la Comandancia de la Guardia Civil en Cantabria y la Delegada del Gobierno, Ainoa Quiñones, a degustar buenas viandas lejos de quienes no fueran autoridades civiles o militares. La Guardia Civil celebró este jueves, 12 de octubre, los actos de su patrona, la Virgen del Pilar, en el cuartel de Campogiro, en Santander. De forma habitual, al finalizar los actos oficiales, ha sido tradicional que en la jornada de la celebración de la Festividad del Pilar, patrona de la Benemérita, tenga lugar un encuentro de ‘vino español’ entre las autoridades, familiares de los guardias civiles participantes en el desfile y amigos de Campogiro. Por ello, este encuentro otrora llegó a reunir a unas 1.000 personas.
Este jueves 12 se ha celebrado en un salón apartado con la participación de unos 40 invitados/as. Los comandantes José Manuel Carazo y César Fariñas, parece ser, según relatan algunos de los familiares que viven en las dependencias de Campogiro, fueron acercándose muy sigilosamente, «a hurtadillas» hacia aquellos u aquellas que podían ir a un vino y decírselo en pleno pabellón auditivo, para que no fuera escuchado por, tal vez, quien no podía ir a tal encuentro de viandas. Encuentro en el que participaron entre otras autoridades, el coronel y la delegada del Gobierno, pero como la invitación fue tan ‘secreta’, hubo autoridades que se fueron de Campogiro y no pudieron acudir porque no lo sabían. Quienes no fueron invitados a este encuentro gastronómico fueron las asociaciones de representantes de la Guardia Civil.
ASOCIACIONES DE LA GUARDIA CIVIL RETIRAN A SUS REPRESENTANTES
La ausencia de investigación en la Comandancia de la Guardia Civil de Santander, el archivo de una de las causas más el camino paralelo que parece conllevar la siguiente, han creado en las asociaciones de representantes del Cuerpo de la Benemérita a nivel estatal una situación insostenible. ¿Hubo un agente de la Guardia Civil de Santander que mostró su placa para que le devolvieran el dinero por los servicios prestados por una mujer en un club de alterne? Hay un documento oficial que así lo atestigua. Hay dos denuncias presentadas, por omisión de la persecución del delito y por posible extorsión. Ambas parece que llevan camino del archivo. Si a ello se suma que en Campogiro parece ser vox populi quién es el agente de la Guardia de Tráfico, que convive laboralmente en dichas dependencias, pues eso hace que las asociaciones de representantes se hayan plantado.
«Las asociaciones profesionales con representación en el Consejo de la Guardia Civil, JUCIL, ASESGC y APC-GC han acordado retirar a sus representantes del grupo de trabajo para la implantación del Plan de Actuación Ética Profesional y Sistema de Integridad en la Guardia Civil, sumándose a la decisión que tomara la Unión de Oficiales, de modo que ya son cuatro, de las siete asociaciones representativas existentes, las que se retiran de este grupo de trabajo.
La necesidad de una participación activa, real y efectiva de las asociaciones ha sido puesta de relieve tras los hechos acontecidos en Cantabria. Como hemos podido leer en los medios, un componente del Cuerpo habría usado los servicios de una mujer en un club de alterne, mostrando su tarjeta profesional y valiéndose de su condición de miembro de la Guardia Civil para no pagar el servicio recibido. La Comandancia de Santander, pese a tener conocimiento, no habría actuado, al menos hasta que los hechos han sido de dominio público. Hasta ahora, tampoco se han depurado responsabilidades contra quienes conociendo los hechos no actuaron pese a tener obligación de hacerlo, con grave daño a la imagen de la Guardia Civil.
Lo anterior evidencia que sin una participación real de las asociaciones se podrán seguir ocultando hechos que deban ser investigados, como ha ocurrido en la Comandancia de Santander. Las asociaciones firmantes no quieren ser partícipes y contribuir a blanquear un Plan de Ética y Sistema de Integridad que no garantiza que los hechos denunciados anónimamente no acaben en la picadora o que se investiguen a la carta, según qué hechos y según quiénes sean sus responsables».