Tenemos más de 100.000 vacantes por cubrir en un país con más de tres millones de parados y líderes en paro en la Unión Europea. Puestos de trabajo para los que no se encuentra mano de obra cualificada. Hace unos días, la Confederación Española de la Pequeña y Mediana Empresa volvía a denunciarlo públicamente. La mayoría de esas ofertas están relacionadas sobre todo con puestos tecnológicos que exigen una formación especial.
Tenemos un déficit de formación que se agravará en la medida en que no se cambien los planes de estudios. Si no somos capaces de ajustar la formación a las necesidades de las empresas, es muy difícil que nuestros jóvenes encajen con las oportunidades de dentro de cuatro o cinco años. Hoy es el momento de pensar en el futuro del mercado laboral.
Uno de los dirigentes empresariales aseguraba hace unos días que más de la mitad de los desempleados en España no cuentan con ninguna formación específica. Por supuesto, ni se habla de capacitación tecnológica para incorporarse a cualquier empresa innovadora.
Mientras tanto, las prioridades del Gobierno nacional y regional tienen más que ver con conflictos internos, con desafíos ideológicos y con buenos deseos que con el trabajo real, a pie de obra. Quienes lanzan adelante proyectos, quienes ponen en marcha nuevas empresas necesitan contar con jóvenes capacitados y los jóvenes lo que quieren es un empleo que les permita tener libertad para desarrollar su proyecto de vida. Si no ponemos los medios a tiempo, estamos hipotecando el futuro de una generación y de un país.
El pasado mes de marzo aprobamos una moción en el Senado para exigir al Gobierno que se plantee una estrategia nacional para potenciar las empresas tecnológicas. Tenemos que avanzar e impulsar la innovación en España y da la sensación de que lo único que se busca desde el Ejecutivo es cómo sumar más impuestos a las empresas y a las familias.
En la Cámara Alta también he tenido la oportunidad de conocer las posibilidades del sector del videojuego. El mundo del ocio digital cuenta con una industria bien posicionada en España, donde no solo se necesitan perfiles tecnológicos, sino también creativos, como guionistas o ilustradores. Un mínimo de atención y valoración de su actividad por parte de las autoridades puede ser también un filón para el empleo.
Mientras todo esto se debate, mientras nuestros jóvenes se ven obligados a buscar oportunidades en otras partes de España y en el extranjero, nuestro presidente regional alimenta las tertulias con un nuevo libro. Todo un experto en dar recetas de gestión y de comportamiento, todo un experto en echar la culpa a los de fuera cuando lleva 4 décadas de diputado regional y más de 20 años con responsabilidades de Gobierno, pero incapaz de afrontar los problemas reales de Cantabria.
Autor: Javier Puente Redondo / Senador por Cantabria del Partido Popular