Una voz y una actitud arrebatadora y esencial, la magia de la copla y la canción española como expresión del drama y el sentimiento hondo. Así es Falete cuando disfruta, como esta noche lo ha hecho en el Escenario Universal, desplegando sus dotes vocales y su dominio en la tarima del Festival. En perfecta comunión con las grandes del género, ha hecho suyos los clásicos de Rocío Jurado, siendo el último artista que cantó con ella, o Rocío Dúrcal, entre otros totems de la música española, y levanta con orgullo la bandera de la copla que regresó del olvido y que ahora vuelve a ver amenazada su pervivencia por la falta de talentos similares al del hijo del recordado y llorado Falín, el de Cantores de Hispalis, fallecido prematuramente.
Debutó siendo casi un adolescente con La Chunga, recibió el padrinazgo artístico de Jesús Quintero, e idolatra a referentes como Bambino, Lola Flores, Chavela Vargas, Miguel Poveda o la renacida Isabel Pantoja, cuya casa siempre está abierta para él.
De vestido blanco riguroso, arrancó con un bolero de lujo, Lo Prohibido. que ha pasado por voces como la de Olga Guillot. Y después otro clásico de Manzanero, Contigo Aprendí. Luego una sucesión de joyas de Nino Bravo, Te quiero, Raphael, Que Sabe Nadie, o Rocio Jurado, Si Amanece y Ves, Paloma Brava o Se Nos Rompió el Amor, coreadas por público. En dialogo íntimo con el piano y con los requiebros y fraseos de una voz privilegiada, trayendo el recuerdo de las grandes divas. Exquisito. Y solo para calentar la voz. Luego mucho más, el Falete más racial, con un cuadro de músicos y bailaores a la altura de la cita, desgranando los mejores compases y palos del flamenco, la rumba y la copla con empaque de emperadora.
Falete ha demostrado que a sus 41 años tiene por delante muchas décadas de arte y hondura. Mejor que no pasen muchos años para poder volver a disfrutar de su cante recio y hondo en el Festival.
FOTOGRAFÍA: JUAN MANUEL SERRANO ARCE