Airbnb ha puesto por primera vez cifras al impacto económico que su actividad genera en los mercados que opera. Y para ello ha sumado el dinero que obtienen sus caseros y el gasto de los huéspedes durante su estancia en 2018. La cifra global para los 25 mayores mercados de la plataforma muestra que la huella de la plataforma online fue superior a los 83.380 millones de euros, con un protagonismo especial para cinco países. En primer lugar aparecen EE UU, con un gasto de 28.629 millones de euros, seguido por Francia, con 9.148 millones, y España, con 5.844 millones. A muy poca distancia aparece Italia, con 5.421 millones, y Reino Unido, con 4.743 millones.
Desde la plataforma defienden un modelo de negocio muy denostado últimamente por el impacto negativo que está teniendo en las grandes ciudades (subidas de precio del alquiler, expulsión de los residentes del centro o turismo masivo) y por la ingeniería financiera que utiliza la plataforma para rebajar sustancialmente su factura fiscal. “Airbnb ayuda a que los anfitriones y los pequeños negocios de la zona se beneficien directamente de la actividad. Los anfitriones se quedan con el 97% del precio que ellos fijan al compartir su espacio y desde que se fundó Airbnb [en 2008] han ingresado más de 57.000 millones de euros”. Las últimas cuentas presentadas en el registro mercantil reflejan que la plataforma sólo pagó 72.000 euros en impuesto de sociedades, pese a que la filial española facturó 4,6 millones y el beneficio antes de impuestos se disparó hasta los 286.000 euros. La clave está en que la parte más importante de los ingresos que obtiene en España, procedente de las comisiones que cobran al dueño de la casa y al inquilino del apartamento turístico, tributan a la matriz en Irlanda, mientras que en España solo se facturan servicios de marketing.
De hecho, este es el primer año en el que la plataforma “compartirá con Hacienda” los ingresos de sus anfitriones y detalles de los anuncios, como el nombre y la dirección del domicilio. En la última campaña de la renta, finalizada ayer, ha enviado requerimientos a 700.000 propietarios de viviendas, casi el triple que en 2017, para regularizar, casi triplicando los 258.000 avisos de este tipo del ejercicio anterior. En paralelo, Airbnb y la Asociación Española de Asesores Fiscales (AEDAF) se han asociado para ayudar a los anfitriones con sus obligaciones fiscales. La plataforma también se ha asociado con PwC para proporcionar una guía de impuestos, así como una línea directa gratuita para obtener información fiscal adicional, tanto a propietarios como a inquilinos.