La Escuela municipal de trajes regionales del Ayuntamiento de Piélagos ha despedido el curso 2022-2023, el primero en el que ha impartido clases de patronaje, además de confección, para que no se pierda el oficio. Después de 26 años al frente de la citada escuela, la diseñadora María Jesús Pérez Díaz no sólo ha enseñado a sus alumnas a confeccionar una amplia variedad de trajes cántabros, tanto de hombre como de mujer, así como algunos de esos otros que se llevaban cuando el emperador Carlos V desembarcó en el Puerto de Laredo en su viaje hacia su retiro en el Monasterio de Yuste, en Cáceres.
Como novedad, ha ofrecido clases de patronaje con el objetivo de que aprendan a dibujar los planos en papel de las distintas prendas para que luego puedan ser utilizados como plantillas sobre las telas en la producción de las mismas. “Había que formar monitoras para que no se pierda el oficio”, asegura la diseñadora, quien lamenta que, en ocasiones, se vean trajes que, en su opinión, “son disfraces”. María Jesús Pérez Díaz reconoce que los trajes regionales de comunidades autónomas como Zaragoza o Extremadura son muy bonitos, pero aquí -en alusión a Cantabria- también. Es más, lamenta que, en ocasiones, en fiestas, eventos o incluso en los medios de comunicación salgan sólo aquellos que, su juicio, son “los más llamativos”.
Más de dos décadas de docencia después, la directora de la Escuela municipal de trajes regionales del Ayuntamiento de Piélagos dice haber tenido alumnos “fabulosos” y aclara que, “además de enseñar, aprendo de ellos”. En la misma línea, destaca la heterogeneidad de su alumnado, en el que ha habido enfermeras, maestras, amas de casa, pero también algunos hombres, como un camionero que le hizo un traje a su mujer, algunos grupos de jóvenes o un cantante.
Preguntada sobre lo más difícil en la confección de un traje de estas características, responde que “lo más importante es confeccionarlos bien”. “Levantar la falda y ver el revés mal hecho, no puedo con ello”, apostilla. La diseñadora admite que, quizás, lo más tedioso son las camisas, que hay que hacer a apunto de sombra. Sin embargo, opina que, como es al principio y los alumnos están deseando seguir adelante son capaces incluso de hacer dos y tres trajes, a lo largo de un curso.
Tras el obligado parón por la pandemia, la Escuela retomó su actividad en octubre de 2021 con cinco alumnas. No obstante, esta cifra ha crecido considerablemente, ya que este curso 2022-2023 han sido 14 las mujeres que han seguido cosiendo retazos de nuestra historia más reciente.
“No quiero que se pierdan nuestras tradiciones”
Tamara Sañudo se matriculó por primera vez en la Escuela municipal de trajes regionales de Piélagos en 2021 para confeccionarse uno de ama de cría. Este año, en el que repite como alumna para hacerse otro de romería, se enteró de la posibilidad de aprender a cortar patrones y no se lo pensó dos veces. “Creo que es un reto complicado, son muchos trajes y llevan mucho tiempo, pero no lo descarto, no quiero que se pierdan nuestras tradiciones”, subraya.
Conchi López es otra alumna veterana de la Escuela, donde recaló hace más de una década para hacer el traje pasiego de paseo a su marido. “Tenemos los del coro, hice el suyo, el mío de pasiega de gala, cuatro o cinco de Carlos V”, rememora esta mujer, quien cuenta que, ahora, tras un parón de varios años está confeccionando un delantal y una cofia blanca que “me faltaban”. Conchi López bromea porque, según cuenta, “siempre digo que no voy a hacer más, pero me gusta estar entretenida en casa con algo, me gusta coser”.
Un homenaje a una bisabuela nodriza
Por el contrario, Mar Lavín no sabía ni enhebrar una aguja cuando este curso comenzó en la Escuela municipal de trajes regionales de Piélagos en la que ha encontrado, según cuenta, “mucho compañerismo”. “Me han enseñado todo y me han ayudado muchísimo, ellas dominan la costura y el patronaje”, enfatiza esta mujer, que explica que quería un traje de nodriza en honor a su bisabuela. “Si le encargaba me salía carísimo, pero aquí es muchísimo más barato”, puntualiza.
También Gloria Bárcena se ha estrenado este curso como alumna de la Escuela municipal para hacerse un traje de gala, negro con pasamanería plateada, que quiere estrenar durante la próxima Fiesta de la Virgen de Valencia, la patrona del municipio. En su caso, sabía algo de costura, “lo justito”, puntualiza, porque su madre había sido modista. Por ello, admite que es “laborioso” porque todo se hace a mano, pero se muestra convencida de nada es “especialmente difícil”.
Gloria Bárcena concluye que ser alumno de la Escuela municipal de trajes regionales de Piélagos es una experiencia “totalmente recomendable” porque “engancha”. “Me estoy acabando este -en alusión al traje de gala que está confeccionando- y ya estoy pensando en siguiente -de romería-”, anuncia.