24/11/2024

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La situación en Venezuela desde la óptica de Rusia

Toda la atención de la comunidad internacional en estos días está enfocada en Venezuela, que está experimentando una de las etapas más complicadas en su historia contemporánea. Las posturas manifestadas al respecto están claramente divididas y enfrentadas. Así, hay una serie de países que tras EE UU no dudaron en reconocer al autoproclamado “presidente interino de Venezuela”, algunos Estados europeos se manifestaron a favor de unas elecciones presidenciales inminentes en el país latinoamericano “concediendo” para ello al legítimo presidente, Nicolás Maduro, un plazo de ocho días, lo que podría calificarse como un ultimátum, acompañado de advertencias de reconocer a otro jefe de Estado.

La preocupante crisis económica que atraviesa el país latinoamericano es el principal reto que enfrenta Nicolás Maduro en su nuevo mandato presidencial, tras ser legalmente elegido en mayo de 2018. La situación se complica aún más debido a la dualidad de poder alentada desde el exterior, que no hace sino exacerbar la situación política del país latinoamericano. Tampoco ayuda el bloqueo de las cuentas del Banco Central y el Gobierno de Venezuela, o la presión sancionadora sobre las empresas que operan en Venezuela, una clara medida de asfixia económica cuyas consecuencias recaen directamente en el pueblo venezolano.

En este proceso que evoluciona de manera vertiginosa, la postura de Rusia siempre ha sido y es clara y transparente. El presidente de la Federación de Rusia, Vladímir Putin, la expresó manifestando su apoyo a las autoridades venezolanas en sus esfuerzos para lograr un amplio entendimiento en la sociedad del país y en sus pasos dirigidos a normalizar las relaciones con la oposición. “Por supuesto, condenamos cualquier intento de cambiar la situación empleando la fuerza”, recalcó el mandatario ruso.

Buscar vías para salir de la crisis es complicado, pero se vuelve particularmente difícil en un entorno de continua hostilidad. Es una doble e innecesaria carga cuando lo que verdaderamente necesita Venezuela al día de hoy son reformas, acciones constructivas, pacíficas y unificadoras de todo su pueblo. Consideramos que esa debería ser la única opción por la que apostar entre todas aquellas que algunos Estados se permiten poner sobre la mesa.

En estas condiciones, Rusia, cuya larga relación con Venezuela tiene un carácter estratégico que se manifiesta en estrechos vínculos de cooperación en diferentes ámbitos (económico, energético, social, cultural, entre otros), confirma su plena disposición a contribuir a que las responsables fuerzas políticas de Venezuela lleguen a un mutuo entendimiento para lograr la paz y tranquilidad en el país y resolver los apremiantes problemas socioeconómicos. Como dijo el ministro de Asuntos Exteriores de la Federación de Rusia, Sergey Lavrov: “Sinceramente, queremos ayudar a crear las condiciones para que el Gobierno y la oposición entablen un diálogo. Lo hablamos con nuestros socios venezolanos, China, los países latinoamericanos y europeos. Estamos dispuestos a participar en los esfuerzos internacionales en el marco de aquellos formatos que sean aceptables para las partes venezolanas. Desde luego, cualquier iniciativa de mediación debe ser imparcial, y el formato que esta pueda adquirir debe ser equilibrado”.

Rusia está interesada en una Venezuela próspera, unida e independiente en la decisión de su propio destino. En este sentido, estamos abiertos a tender puentes de cooperación con aquellos socios que se muestran constructivos en la búsqueda de una solución pacífica para el país latinoamericano en el marco de la legalidad internacional. Es algo viable. Así lo hizo Rusia en octubre de 2018 enviando a Caracas, por petición expresa de las autoridades del país, una delegación gubernamental de alto nivel para ayudar a trazar un plan de reformas concretas de salida de la crisis para Venezuela, algo que todavía no se ha llegado a poner en práctica debido a los recientes procesos turbulentos en este país.

Aconsejar y mediar es una tarea más difícil que imponer ultimátums o interferir en asuntos internos de un país soberano. Todos conocemos las notorias consecuencias de la exportación de valores ajenos a la idiosincrasia regional. Las personas no deben ser peones en la tabla de ajedrez político, cuyas reglas ya conocemos: consisten en imponer voluntad ajena y forzar relevos de Gobiernos indeseados. Este enfoque cortoplacista puede llevar directamente al caos, a la destrucción de los cimientos del Estado, a una escalada del conflicto y un gran número de víctimas. Ejemplos sobran.

Sr. Yuri Korchagin, Embajador de Rusia en España.

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