El Palacio de Festivales de Cantabria ha programado para esta semana una nueva cita con el teatro, la tercera ya dentro de su habitual ciclo de los ‘Miércoles íntimos’.
Se trata de la propuesta ‘Los días de la nieve’ de Alberto Conejero, que cuenta con la dirección de Chema del Barco y con Rosario Pardo como actriz protagonista.
Miércoles 26 octubre. Sala Pereda. 19:30 h. – Miércoles íntimos | Teatro
‘Los días de la nieve’ de Alberto Conejero
Dirección Chema Del Barco
Con Rosario Pardo
Ayudante dirección: Juan Vinuesa / Escenografía e iluminación: Manuel Ramos / Diseño vestuario: Pier Paolo Álvaro / Fotografía y diseño gráfico: Javier Mantrana/ Distribución: Clara Pérez
/ Producción: compañía Rosario Crespo / Duración: 80 min. Sin descanso
Una costurera está a punto de terminar su último encargo: un vestido azul de mar. La persona que se lo encargó presencia estos últimos retoques. Entre puntada y puntada la costurera rememora su vida, la evoca, la vuelve a vivir. Recuerdos de poesía, de amor y de días de sufrimiento. Una pasión histórica que murió en la cárcel, un padre fusilado en la guerra, una garganta que encierra secretos. Esa costurera se llama Josefina Manresa y su amor, Miguel Hernández. ¿Quién espera el vestido?
‘Los días de la nieve’ es un homenaje a todas las mujeres de la posguerra española, sin distinción de bandos, un homenaje a las mujeres artífices del levantamiento de este país con su trabajo, con sus cuidados, con su amor…
‘Los días de la nieve’ no existiría sin Josefina Manresa, viuda de Miguel Hernández. El sustrato principal de este texto son efectivamente sus memorias y también su correspondencia con Miguel y la poesía del poeta oriolano. No he pretendido reconstruir su vida ni convertirla en relato, sino – gracias a la capacidad que tiene el teatro y la ficción de suspender la muerte – atender al misterio de su existencia, convertirla en nuestra contemporánea y a nosotros en sus contemporáneos. Que durante la representación Josefina sea presente, que podamos reconocernos en ella y también ella en nosotros. Durante la escritura descubrí la sencilla fuerza de una superviviente de las peores tristezas, que aprendió a amar en las palabras y por las palabras. De su mano me he acercado también a mi madre, a mis abuelas y a todas las mujeres que atravesaron con una fortaleza infinita los años oscuros de nuestra historia reciente. Con dignidad, con luz, con esperanza aún en los días de la nieve. A todas ellas y, especialmente a mi madre (también andaluza de Jaén) está dedicada esta obra.