El vicepresidente y consejero de Universidades, Igualdad, Cultura y Deporte, Pablo Zuloaga, ha visitado hoy el campo de voluntariado juvenil internacional ‘Patrimonio industrial’. Esta iniciativa de ocio juvenil, que concluye mañana, se ha desarrollado en Puente Viesgo desde el pasado 16 de agosto, y en ella han participado 15 voluntarios, de entre 18 a 30 años, procedentes de varias zonas de España y de Italia.
Estos jóvenes voluntarios están realizando labores de conservación en la zona de los márgenes del río, un espacio que alberga la acequia que reconducía el agua del río para poner en marcha las turbinas de la compañía que suministraba electricidad a la zona.
Este campo de voluntariado tiene como objetivo que los jóvenes entre en contacto con el patrimonio cultural y se forme en ellos un sentimiento de identidad que contribuya a su conservación, preservación y transmisión a generaciones futuras. Su finalidad es, además de la formativa, la de difusión de la historia de Cantabria en un lugar de encuentro donde aprender del pasado, dentro de un contexto de convivencia intercultural, y en un entorno de elevado valor paisajístico y natural. Estas labores permiten estar en contacto con la comunidad vecinal de la zona, que agradece enormemente la presencia y trabajo de los voluntarios.
Las tareas básicas que realizan en este campo de voluntariado consisten en la limpieza de vegetación en la acequia de hormigón que conducía el agua para generar electricidad y en la zona de las compuertas y bajada del río, así como la limpieza de las turbinas de hierro de gran formato pertenecientes a la instalación eléctrica que están deterioradas por la presencia de graffitis.
Ya es el tercer verano que voluntarios trabajan en este proyecto, una actividad que se complementa con la creación de un mural en la nave y la recuperación de piezas mecánicas para en un futuro realizar una reconstrucción de la maquinaria. En el campo de voluntariado, el vicepresidente ha departido con estos jóvenes y ha destacado de esta iniciativa el hecho de que nuestros jóvenes, junto a los de otras comunidades autónomas y otros países, puedan intercambiar experiencias y convivencias. En este caso concreto, sirve, además, para fomentar el respeto y aprecio por el valor del patrimonio cultural que “con vuestra presencia aquí vais a contribuir a difundir”, ha remarcado el vicepresidente. En este sentido, Zuloaga ha manifestado que iniciativas de este tipo permiten fomentar la convivencia y aportan riqueza a los jóvenes en un momento que es el de “crecer y madurar” a nivel personal. Asimismo, ha aprovechado para poner en valor el patrimonio de la colección mueble de arte Paleolítico de esta zona que albergan sus cuevas y ha subrayado el papel que va a tener el Museo de Arte Rupestre, con una inversión de 52 millones de euros, para todos los Valles Pasiegos y la Comunidad Autónoma.
También han asistido a la visita la directora de Juventud, Alicia Renedo y la directora de Patrimonio Cultural, Zoraida Hijosa; el alcalde de Puente Viesgo, Oscar Villegas, así como la coordinadora del campo, Lidia Quevedo.
Aprendizaje intercultural
Los campos de voluntariado internacional tienen como fin fortalecer el aprendizaje intercultural, el desarrollo personal y el refuerzo de los valores solidarios entre los jóvenes, al tiempo que desempeñan su trabajo como voluntarios. Son, además, una forma particular de servicio voluntario que cuenta con una larga tradición e implantación en Cantabria y en todo el mundo.
Consisten en la realización de trabajos de contenido social que revierten en beneficio para la comunidad en la que se desarrollan y ofrecen la posibilidad de conocer nuevos lugares y formas de cultura, así como la posibilidad de compartir experiencias y colaborar con otros jóvenes de países y realidades diferentes.
Otros de sus objetivos es la puesta en valor y difusión de zonas de la comunidad de Cantabria que son más desconocidas y de un gran interés patrimonial y medioambiental. El trabajo de voluntariado revierte en la comunidad, y en este caso en la conservación del patrimonio histórico, tan extenso y valioso como es el de Cantabria, en una actividad de concienciación para legar el patrimonio a las generaciones futuras. Se trata, en definitiva, de una labor educacional, ya que estos trabajos son conservacionistas y no restauradores, una actividad que se deja en manos de los profesionales.