Viernes 3 y sábado 4 de junio. Sala Pereda. 19:30 h | Teatro / ‘Silencio’
Texto y dirección, Juan Mayorga
Con Blanca Portillo
Texto y dirección: Juan Mayorga
Iluminación: Pedro Yagüe
Escenografía y vestuario: Elisa Sanz
Espacio sonoro: Manu Solís
Diseño gráfico: Javier Portillo
Una producción de Avance Producciones y Entrecajas Producciones Teatrales
Duración: 100 min. Sin descanso
Vestido con un traje de etiqueta dentro del que no acaba de sentirse cómodo, cumpliendo con el preceptivo protocolo, el dramaturgo, o acaso una actriz amiga a quien ha pedido que lo represente en el solemne acto, va a ingresar en la Academia pronunciando un discurso titulado ‘Silencio’.
Sus oyentes son los otros académicos, con los que comparte estrado, y las personas -familiares, amigos, colegas, autoridades, desconocidos…- que han venido a acompañarlo esta tarde. Va a hablar sobre el silencio en la vida y en el teatro, quizá también sobre el silencio en su vida y en su teatro. Y, sobre todo, va a viajar por silencios teatrales o literarios que han marcado su memoria y su imaginación -el silencio de ‘Antígona’, el de ‘La casa de Bernarda Alba’, el de la ‘Carta al padre’, el de ‘Woyzeck’, el de ‘La vida es sueño’, el de ‘La más fuerte’, el de ‘El Gran Inquisidor’, el de los frágiles personajes de Chéjov, el de las extrañas criaturas de Beckett, el de Sancho Panza…- y, arrastrado por el deseo de teatro, llegará a interpretarlos como si estuviese en un escenario.
Igual que a los espectadores, esos silencios pueden enfrentar, a quien escribió el discurso y a quien ahora lo pronuncia, con los silencios de sus propias vidas. Quizá quien pronuncia el discurso y quien lo escribió tengan, en cada momento, la tentación de callar. Quizá el silencio, que soporta el discurso y sobre el que el discurso indaga, ponga el discurso en peligro. Y quizá lo más valioso sea finalmente, por encima y por debajo de las palabras, poder escuchar juntos el silencio.
Notas del director
En mi discurso de ingreso a la Real Academia Española, casa de las palabras, especulaba con la fantasía de que quien lo estuviera pronunciando no fuese su autor, sino un actor que me representase. Al fin y al cabo, se trataba de un discurso sobre el teatro y, dentro de éste, sobre aquello que, en el teatro, hallándose más allá de las palabras, pertenece, antes que a nadie, al actor: el silencio. Me fue en seguida muy claro que ese discurso sobre el teatro podía convertirse él mismo en teatro, esto es, en una experiencia poética en el espacio y en el tiempo, y que no habría mejor intérprete para encarnarlo que mi amiga y admirada Blanca Portillo. Y empezamos a encontrarnos, desde la distancia, en aquellos días de conmoción y silencio, para pensar juntos cómo construir, desde ese silencio, este ‘Silencio’. Que se ofrece ante todo sobre el decir y el callar, sobre la voz bella y poderosa y el gesto elocuente de una actriz extraordinaria. Y que ojalá ofrezca aquello que constituye, desde los griegos, el teatro que ambos amamos: acción, emoción, poesía y pensamiento.