25/11/2024

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Los hospitales han aprendido a convivir con el virus

Cantabria se adapta al nuevo escenario que plantea la pandemia de COVID-19 y, a partir de ahora, equipara las medidas no farmacológicas aplicables a los niveles 1 y 2 a las de riesgo controlado, situación en la que en estos momentos se encuentra toda la región. Además, la medición del riesgo ya no se realizará por municipios, sino a nivel de comunidad autónoma.

El consejero de Sanidad, Raúl Pesquera, y el director general de Salud Pública, Reinhard Wallmann, han adelantado hoy un cambio de paradigma en la gestión del virus, explicando algunas de las claves que marcarán su monitorización.

“La situación de la pandemia es actualmente de valle”, ha matizado el consejero, puesto que ayer se contabilizaron 275 casos, la incidencia a 7 días está en 422, mientras que a 7 se sitúa en 211. Tal y como ha recordado Raúl Pesquera, hay 49 hospitalizados y 7 personas en la UCI.

Por lo tanto, en nivel de riesgo controlado se deberán observar las medidas generales de higiene y prevención ya conocidas como el uso de mascarilla en interiores o cuando no se puede mantener la distancia de seguridad interpersonal; la distancia social y el lavado de manos.

Además, ha enfatizado Wallmann, hay que seguir insistiendo en la necesidad de ventilación y es “muy importante” que cualquier persona que inicie síntomas compatibles con COVID-19 reduzca “drásticamente” sus contactos sociales. La modificación de todas estas medidas se publicará en una nueva resolución, que entrará en vigor a las 00:00 horas del próximo jueves, día 24 de marzo.

Vigilancia de la población más vulnerable

Como población, ha explicado Reinhard Wallmann, hemos alcanzado una inmunocompetencia muy elevada, gracias a la vacunación. A eso hay que añadir que la última onda de ómicron ha provocado más de 82.000 casos positivos en Cantabria, un 14% de la población regional, “un plus de protección” a añadir a la inmunidad generada con las vacunas.

Además, ómicron con sus características peculiares de transmisibilidad y una virulencia disminuida, ha reducido los porcentajes de casos graves, así como la letalidad. Se trata, ha dicho Wallmann, de “cambiar el enfoque”, lo que conlleva realizar unos “ajustes importantes” y centrar la vigilancia en la incidencia acumulada de la población mayor de 60 años.

Este –ha insistido el director general- es el colectivo más vulnerable por lo que hay que pasar de un enfoque general hacia uno centrado en “los más vulnerables”, tanto en lo que se refiere a la observación de la enfermedad como en el abordaje de las medidas. Así, en mayores de 60 años la incidencia acumulada a 14 días y a 7 días por cada 100.000 habitantes se sitúa ahora mismo 333 y 188 casos, respectivamente.

Pacientes hospitalizados “por” COVID, no “con” COVID

Respecto a la hospitalización, si bien se va a mantener ese indicador, ahora se va a desglosar el número de pacientes ingresados “por” COVID-19, es decir, de personas cuyo “diagnóstico principal” sea una neumonía o una infección respiratoria provocada por el virus. Por eso, este será el indicador para evaluar en nivel de riesgo, hospitalización por SARS-CoV-2.

En cambio, no se tendrán en cuenta en las mediciones todas aquellas personas con COVID-19 como diagnóstico secundario y cuyo motivo principal de ingreso no es el virus, puesto que ya no desplazan a personas con otras patologías. De hecho, en esta onda con ómicron los hospitales han aprendido a convivir con el virus porque “era inevitable tener casos incidentales en las plantas no COVID”. En este sentido, la ocupación hospitalaria de pacientes “por” COVID-19 es actualmente del 1,3%, a diferencia de la hospitalización general de pacientes “con y por” COVID-19 que se sitúa en el 2,8%.

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