Hay un desencuentro entre propietarios en el número 13 de Isabel II de Santander. Un desencuentro que ha ocasionado un estancamiento difícil de solventar, y que solo la buena voluntad de alguna de las partes o de ambas es la que solucionará un problema única y exclusivamente económico. Antes de desgranar la situación a fecha 30 de enero de 2022 bueno es dejar patente que en este ‘affaire‘ ha habido desde el mismo comienzo del siniestro allá por junio de 2020, una serie de actuaciones rayando la irresponsabilidad por parte de la administradora y de la empresa Palomera que han producido llegar al punto actual.
El 30 de diciembre de 2021 tuvo lugar un encuentro telemático entre propietarios de viviendas, propietarios de locales, empresa Palomera y la administración de la propia finca. En el mismo se detalló por qué es preciso hacer una nueva derrama -la enésima- de 400.000 euros. Esa derrama que debe ser cubierta por cada propietario de vivienda y local según la parte proporcional por coeficiente de propiedad, ocasionó que más de un propietario levantara el tono de voz de forma alarmista, otros espetaron hasta insultos y la situación derivó en un cierre de la cita telemática sin acuerdo. Y, en teoría, sin posibilidad de seguir adelante de forma amistosa. El motivo es que esos casi 400.000 euros (399.000) van destinados a la recuperación de los locales, porque las viviendas ya se encuentran en un estado muy avanzado de poder entrar a vivir o a desarrollar distintas actividades. Incluso algún propietario ya ha introducido muebles por la ventana en su propiedad.
Parte de los propietarios de las viviendas no están de acuerdo en que esta enésima derrama vaya destinada a los locales. En cambio, los propietarios de los locales, desde el principio del siniestro han participado de esa forma de coeficiente en cada derrama de las solicitadas. Así pues, el acuerdo no tiene muchas posibilidades de salir adelante, sin la comprensión por parte de algunos propietarios de que los locales también precisan reformas porque están absolutamente desnudos. La oferta que hizo la administradora de abonar a cada propietario de los locales 1.000 euros por metro cuadrado está sobre la mesa, pero el dinero debe de salir de la derrama de los 400.000 euros.
Mientras, cada propietario de local o de vivienda u oficina está perdiendo dinero todos los días, desde el 5 de junio de 2020. La suma del dinero puesto hasta la fecha, en derramas varias, ronda los 3 millones de euros; y uno de los factores que los propietarios no llegan a entender es por qué en Santander, en una capital de Comunidad Autónoma, esta gestión parece más una verbena que la seriedad de negocios y de vidas de cada uno de sus propietarios.
DESALOJO EN JUNIO DE 2020
El desalojo del edificio, que data 1945 y cuenta con más 20 de viviendas, 9 locales a pie de calle y 8 en el entresuelo, se produjo el 5 de junio de 2020 sobre las 19.15 horas por resolución del Ayuntamiento después de que el técnico responsable de las obras de refuerzo lo solicitara al detectar que había un pilar debilitado. Ese día la ciudadanía de Santander tuvo conocimiento de que el número 13 de la calle Isabel II de Santander estaba en riesgo de derrumbe. Pero parte de la historia comenzó tres años antes.
A raíz de unas obras iniciadas en uno de los locales, situado en la esquina entre la calle Isabel II y Calvo Sotelo el año 2017, fue cuando se comenzaron a reforzar unos pilares y desde entonces existe un expediente en el Ayuntamiento de Santander. Eran las obras en la tienda Joyería Salamanca. Año 2017, siendo el aviso social de derrumbe en junio de 2020.
En junio de 2020, en las obras que se estaban realizando en el local donde se situaba la tienda de telefonía Orange, una de las vigas que hacía apoyo en un muro, si hubiera cedido, el edificio se habría inclinado, precipitado hacia la calle San Francisco. Ese fue el motivo de aviso para el desalojo.
Imagen de archivo.