Los estudiantes de todas las etapas y enseñanzas y niveles volverán el próximo lunes, día 10, a las aulas en Cantabria. Es la postura unánime alcanzada por todas las Comunidades Autónomas, que han participado esta mañana en la conferencia intersectorial de Sanidad, Educación y Universidades, presidida por los tres ministros del ramo, Carolina Darias, Pilar Alegría y Joan Subirats, respectivamente.
En el encuentro, celebrado de forma telemática, han participado el vicepresidente y consejero de Universidades, Igualdad, Cultura y Deporte, Pablo Zuloaga; el consejero de Sanidad, Miguel Rodríguez, y la consejera de Educación y Formación Profesional, Marina Lombó.
Los tres han coincido en apuntar a la presencialidad “como la única opción” porque el cierre de los centros educativos supondría no solo una pérdida en los aprendizajes, sino también, “poner en riesgo del bienestar psicológico y la salud emocional” de los niños y jóvenes.
Zuloaga ha destacado que Cantabria se sitúa a la cabeza de España en el avance de la campaña de vacunación de nuestros niños y niñas, “un éxito colectivo que llega gracias al esfuerzo del Servicio Cántabro de Salud y la responsabilidad de las familias”.
“Durante muchas semanas la universidad en Cantabria ha demostrado ser un espacio seguro y así las cifras lo atestiguan mostrando cero casos de transmisión secundaria”, ha apuntado el vicepresidente. En todo caso, ha recordado que las clases en el ámbito se reanudarán en febrero, después de los exámenes del primer cuatrimestre que se celebran durante las próximas semanas, para cuando espera una incidencia “inferior a la actual”, que permita garantizar la docencia presencial.
Por último, ha lanzado un mensaje de apoyo a todo el personal docente e investigador y personal de administración y servicios que han hecho y sigue haciendo una excelente labor para continuar con la docencia y la investigación bajo estas condiciones tan complicadas.
“Pieza clave”
El consejero de Sanidad ha puesto en valor el trabajo realizado en todos los centros educativos, que han sido “la pieza clave” para mantener la presencialidad desde septiembre del año pasado, y ha apuntado a la “excelente coordinación” entre el ámbito sanitario y el educativo y universitario.
También ha aludido a los excelentes índices de vacunación, y especialmente a dos hitos con impacto directo en el ámbito educativo: el avance de la inoculación en la franja de 5 a 12 años y la tercera dosis al personal de los centros educativos.
Para “reforzar” la seguridad de los centros educativos, ha continuado Rodríguez, el positivo en un grupo de convivencia estable supondrá, como hasta ahora, cuarentena para toda el aula, tal y como está previsto en la guía de actuación vigente, ya que el alumnado menor de 12 años no tiene aún la pauta de vacunación completa. Además, en Cantabria, ha explicado el consejero, está previsto que se realice una prueba diagnóstica, tal y como se venía haciendo hasta ahora. Una medida que no se contempla ya en el ámbito social salvo para personas vulnerables y sintomáticas, pero que se adopta en los centros educativos para “minimizar” el riesgo de transmisión.
“Reflejo de la incidencia”
Por su parte, Marina Lombó ha instado al Ministerio de Sanidad a adaptar la guía de actuación ante la aparición de casos de COVID-19 en centros educativos “de forma inminente”, para que todas las Comunidades Autónomas “afronten la nueva situación derivada del impacto de la variante Ómicron de forma similar”.
La consejera ha reconocido que la situación del final del trimestre fue “complicada”, con un número de aulas en cuarentena “superior” al registrado hasta entonces. “Los centros educativos siempre han sido un reflejo de la incidencia del virus en la sociedad y el incremento de la transmisión de finales de diciembre tuvo su inmediata traslación a los centros”, ha reconocido.
Sin embargo, considera que la creciente incidencia del virus en los últimos días, cuando los contagios ya no pueden estar vinculados al ámbito educativo, demuestra de nuevo que mantener los centros educativos es “acertado”, porque son, además de un servicio esencial, los espacios “más controlados” de interacción de niños y jóvenes.
Lombó ha anunciado que su departamento trasladará a los centros educativos la necesidad de ser “lo más rigurosos posible” en las próximas fechas, especialmente en tres aspectos: la no interacción de los distintos grupos de convivencia estable en interiores, el uso adecuado de la mascarilla a partir de los seis años y la ventilación, preferiblemente cruzada.