Joaquín Mateu, doctor en Psicología Clínica y de la Salud y docente de la Universidad Internacional de Valencia – VIU ha elaborado un decálogo de propósitos y recomendaciones para el año nuevo:
- Los deseos de año nuevo son el resultado de un proceso de revisión de nuestra vida. Esta reflexión puede suceder en cualquier momento, sobre todo ante circunstancias de hondo calado emocional, pero el fin de año tiene un valor simbólico para la mayoría de las personas y constituye una oportunidad perfecta para ello.
- Los proyectos para 2022 tienen el objetivo de aliviar nuestras disonancias cognitivas, esto es, nuestras contradicciones (naturales) entre lo que consideramos adecuado y lo que realmente hacemos en el día a día.
- A menudo los propósitos de año nuevo se trazan como grandes objetivos que requieren mucho tiempo y esfuerzo para satisfacerse. Es por este motivo que debemos aprender a descomponerlos en pequeñas partes que nos permitan ir acercándonos poco a poco a ellos, manteniendo la motivación y la energía.
- Es importante tener en cuenta que la mayoría de los grandes logros requieren cambios extraordinarios en nuestras rutinas cotidianas, lo que no siempre es sencillo. Todo cambio implica un esfuerzo adaptativo, y por tanto algo de estrés. Además, existirán muchas tentaciones de ceder a la costumbre a lo largo del trayecto.
- Es fundamental que los deseos sean personalmente significativos, y no respondan únicamente a las demandas que los demás imponen sobre nosotros. La búsqueda de qué es lo que realmente nos llena y nos motiva es clave, y puede suponer una revisión exhaustiva de los cimientos sobre los que construimos nuestra vida.
- Para que un propósito de año nuevo acabe cristalizando, debemos hacer que nuestras ideas sobre el mismo se concreten en actos y palabras. Esta transición, de lo cognitivo a lo conductual, facilita las circunstancias más propicias para que devenga una realidad. Además, como los grandes cambios suelen trascender a la propia persona y afectar de un modo u otro al entorno, es posible que surjan algunas resistencias adicionales (e imprevistas) con las que debamos lidiar.
- Existen evidencias de que el cambio es más probable cuando la motivación que subyace a él es interna. Esto es, cuando lo hacemos por el simple hecho de mejorar en una faceta relevante de nuestras vidas, y no por obtener un incentivo externo o la aprobación de los demás. Si confiamos en que podemos lograrlo, nuestras acciones irán encaminadas a que efectivamente pueda ocurrir. Esto último recibe el nombre de «profecía autocumplida», y lamentablemente también puede entorpecer nuestro esfuerzo si albergamos dudas sobre nuestras capacidades.
- El proceso de conquistar un logro está plagado de picos y de valles, de aciertos y de errores. Para poder llegar hasta él debemos cosechar una actitud comprensiva y paciente respecto a nosotros mismos, donde la imperfección pueda armonizarse con nuestra autoimagen sin generar daños emocionales. Es la mejor forma de superar los momentos de frustración.
- Las dificultades impuestas por la actual situación de crisis sanitaria han podido oscurecer nuestra capacidad de proyectarnos hacia el futuro y de construir horizontes optimistas para nuestra existencia. Si sientes que el pesimismo ha inundado tu vida, y además te percibes incapaz de hacer algo para que las cosas vayan un poco mejor, quizá sea importante consultar con un profesional de la salud mental.
- La vida implica cambio. Todos los seres humanos somos capaces de cambiar en cualquier momento de nuestra vida, y además hacerlo de forma sustancial y profunda. No importa tu edad, ni ninguna otra circunstancia, siempre es posible imaginar y luchar por una existencia más gratificante o feliz.