27/11/2024

nada personal, solo información

Con Lucía Sierra y desde Piélagos, beneficios terapéuticos de la danza

Medio centenar de mujeres afectadas por el cáncer de mama -tanto las que yo la han superado como aquellas que están en tratamiento- han descubierto, a lo largo de los dos últimos meses, en Piélagos, los beneficios terapéuticos de la danza de la mano de Lucía Sierra. Esta vecina de la localidad de Carandía, bailarina, coreógrafa e investigadora en la Escuela Internacional de Doctorado de la Universidad Rey Juan Carlos, lidera desde 2017 el Proyecto ‘Pura Vena’ (https://www.puravena.es/) con el objetivo de promover el bienestar de las personas con cáncer, a través de este arte.
Lucía Sierra explica que esta iniciativa surgió cuando cursaba sus estudios en el Instituto Universitario de Danza Alicia Rueda de la Universidad Rey Juan Carlos, en el campus de Fuenlabrada, en Madrid.

“Estaba en 3º de carrera, cuando me llegó una noticia desde Cantabria, donde mi madre se había notado un bulto en el pecho, un carcinoma negativo, que resultó ser un cáncer de mama”, rememora esta joven, quien explica que, aunque había explorado el mundo de las artes terapéuticas, no lo había hecho en su plenitud y menos en colectivos como los enfermos de cáncer.  En este sentido, reconoce que a ella la danza le había ayudado mucho, tanto a nivel emocional, para superar dificultades de aprendizaje como a nivel profesional por lo que planteó en qué medida podía ser beneficiosa para su madre, una mujer de 42 años, con “una vida normal”, a la que detectaron un cáncer en un “estado incipiente”, pero con un diagnóstico “bastante preocupante”.

Lucía Sierra cuenta que compartió su idea con el psicólogo que impartía en la Universidad Rey Juan Carlos la asignatura de ‘Metodología de la danza aplicada a la sociedad’, basada en el denominado el psicoballet. En la misma línea, asegura que pronto descubrió que “la danza nos ayudó a abrir el vínculo entre mi madre y yo, a sentir que nos teníamos que ayudar mutuamente, pero también a mi hermana, 13 años menor, porque aquel fue un momento muy duro para todos”.

Danza terapéutica
Lucía Sierra explica que venimos de una danza “muy rígida”, en alusión al ballet clásico, que, posteriormente, dio paso a lo que se conoce como la danza moderna, impulsada por Isadora Duncan y otras “revolucionarias” que, en su opinión, “volvieron a sentir el cuerpo y a expresar a través del mismo”.  De hecho, asegura que la danza terapéutica es una mezcla de ambas ya que, por un lado, usa la técnica del ballet clásico como herramienta para trabajar la corrección postural y, al mismo tiempo, la danza contemporánea para que las mujeres se sientan libres y se dejen llevar de una forma natural.  “Sabemos que hablar, en general, nos cuesta, pero igual movernos un poco menos”, enfatiza esta bailarina y coreógrafa, quien incide en que, por ello, en las clases como las que ha venido impartiendo en el Centro Cultural Quijano, y a través de una plataforma online, “empezamos andando, escuchando cómo sentimos el suelo para caminar después al ritmo de la música que es lo que nos hace danzar”.

Jornadas del bienestar
En colaboración con la Asociación Cultural Mujeres de Piélagos, la Fundación ”la Caixa” y el Ayuntamiento de Piélagos, esta joven vecina de Carandía ha impartido del 3 de noviembre al 3 de diciembre las Jornadas de Bienestar ‘La danza al servicio del cáncer de mama’, que tendrán su continuidad del 10 de enero al 11 de febrero de 2022.
Lucía Sierra comenta que, curiosamente, el número de participantes se incrementó progresivamente.  “Empezamos en el Centro Cultural Quijano 8 mujeres, pero, al final, terminamos formando un grupo de 12 ó 13”, relata la bailarina, quien matiza que, a ellas, se sumaron una treinta que, desde distintos puntos de la geografía nacional (Sevilla, Valencia, Barcelona, Asturias y Madrid) se sumaron a esta iniciativa, que incluyó un apartado online. En ambos casos, recalca, las clases impartidas fueron concebidas “no como una cura, sino como una vía de ayuda al tratamiento médico”. Tenemos un grupo de supervivencia, que lo integran esas mujeres ya han superado la enfermedad, y que constituyen el apoyo o la mirada para esas otras que están en proceso de tratamiento o lo acaban de finalizar”, subraya la promotora del Proyecto ‘Pura Vena’.
En la misma línea, destaca los beneficios de participar en actividades como esta desde que se hace el diagnóstico y hasta que se comienza el tratamiento, ya sea mediante cirugía, radioterapia o quimioterapia. “En el estudio de mi tesis doctoral tenemos una muestra de control que dividimos en dos grupos, mujeres que han practicado danza/otra actividad y las que no han hecho nada y hemos constatado que las primeras responden mejor a los tratamientos al tener “más voluntad y aptitud para superar la enfermedad”.

Sin límite de edad ni condición
Lucía Sierra se muestra convencida de que no hay límite de edad ni condición, en una enfermedad, que impida practicar la danza terapéutica y pone como ejemplo los niños y niñas del Hospital de Cruces en Bilbao que, a pesar de recibir tratamiento oncológico, bailaban. Lo que hay que hacer, aclara, es “adaptarse a la persona y a su necesidad”, al tiempo que cuenta la historia de una de sus alumnas, de 70 años, que había pasado el cáncer durante la pandemia, que nunca había desarrollado ninguna actividad física y que ahora, “no sólo está bailando sino que disfruta con ello”.

Esta bailarina y coreógrafa recuerda que a las mujeres que han sufrido cáncer de mama se les puede hinchar el brazo y, por ello, es necesario que hagan ejercicio, pero sin peso para que no se inflame. Es por ello que, según cuenta, “en las clases focalizamos mucho en el brazo para que lo muevan y suban mediante soluciones alternativas, que tratamos de explorar juntas, a través de muchos caminos”.

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