El día 15 de diciembre de 2021 y tras tres semanas intensas de mediación con la Consejería de Sanidad de Cantabria para que recapacitase en su decisión de prescindir del 50% de su plantilla de rastreadores, la prepotencia pudo con la razón y la plantilla de rastreadores quedó mermada y coja, sin la posibilidad de dotar a los cántabros de un sistema eficaz que les protegiese contra la situación epidemiológica que no había hecho más que empezar.
El señor consejero de Sanidad, intervino el 13 de diciembre en el Parlamento de Cantabria, donde le cuestionaron la decisión y le invitaron a recapacitar, pero no fue posible, le pudo más el “aquí mando yo” y “a mí nadie me cuestiona”. En esa intervención donde se dio respuesta a quienes le cuestionaron, el consejero no mintió en ningún momento pero tampoco sus verdades fueron completas, y si bien, como él dijo “por más que se repita una mentira, no se convierte en verdad”, no es menos cierto que “nada hace más daño que una verdad a medias”. Y con demagogia y verdades a medias fue como usted se quitó de encima a quienes osaban invitarle a recapacitar.
Sabíamos que la variante ÓMICRON estaba a punto de aterrizar en Cantabria y que su alta capacidad de transmisibilidad nos iba a poner en serios aprietos, donde un rastreo de calidad se presentaba como el único arma eficaz para combatir la situación que se avecinaba, pero usted siguió en su decisión de no renovar a la totalidad de la plantilla que había conseguido poner a Cantabria como ejemplo de buena gestión.
Resulta muy frustrante estar en casa sin poder hacer nada, cuando has sido formado (y todos los cántabros a través de la Consejería de Sanidad, han invertido en esa formación) sabiendo que puedes hacer frente a esta nueva ola para que esos datos negativos sean menos agresivos y que las personas perjudicadas sean las mínimas posibles.
Creo que estamos tan acostumbrados a oír hablar de cifras y datos, que muchas veces se nos olvida que esos números hablan de personas de carne y hueso y no simplemente de datos estadísticos.
Una semana después de estar en casa, sin poder hacer nada y viendo cómo la pandemia se descontrola nuevamente, oímos hablar de posibles nuevas medidas restrictivas y tomadas como consecuencia de no haber sabido gestionar eficazmente la situación. Vemos como el espíritu crítico que debe estar por encima de la prepotencia ha sido vencido por malas decisiones tomadas desde la altanería.
Prevención primaria para no tener que dañar más a un pueblo que ya se siente cansado, medidas que nos permitan salir adelante sin perder de vista la importancia de la salud y sobre todo una actitud dialogante y crítica que permita a nuestros gestores cumplir con los estándares de calidad que la propia Administración Pública se ha marcado, creo que podrían ayudarnos a ver el final de un túnel que ya va siendo demasiado largo.
Autora: Carmen Iglesias / Exrastreadora del Gobierno de Cantabria / Monitor rastreo.