El pianista ruso Grigori Sokolov ofrece, este miércoles, 11 de agosto, un recital en el Festival Internacional de Santander centrado en las ‘Polonesas’ de Frédéric Chopin. El artista de San Petersburgo abordará cuatro de las más de quince piezas que escribió el compositor polaco. El programa incluye también los ‘10 Preludios Op. 23’ de Rachmaninov.
La velada se celebrará a las 20:30 en la Sala Argenta del Palacio de Festivales de Cantabria y supone el regreso de Sokolov al Festival tras el recital que ofreció en 2015. El año pasado estaba prevista su presencia en Santander, pero la pandemia provocó la cancelación de su recital.
El público podrá disfrutar de la excelente interpretación del pianista ruso, la grandeza de la polonesa como forma musical folklórica y de la magistral idea de la composición que Chopin tenía y que, sin duda, supo plasmar en sus obras para que perduraran en la historia.
Además, Sokolov abordará la serie de diez preludios para piano solo compuestos por Sergéi Rajmáninov en 1901, entre ellos el famoso ‘Preludio en sol menor’, una de las piezas más interpretadas y grabadas de la serie que refleja el virtuosismo y el genio musical del compositor, pianista y director de orquesta ruso.
Grigori Sokolov, “el mejor pianista vivo”
Sokolov tiene la capacidad de despertar un gran interés allá donde toca. Su técnica es tan amplia como trascendente, algo que ha conseguido gracias a su experiencia inspirando al público de todo el mundo. Muchos lo consideran el mejor pianista vivo. Ya sea en Byrd, Couperin, Bach, Mozart, Beethoven, Schubert, Chopin, Schumann, Brahms, Rachmaninov, Scriabin o Prokofiev, su tono, sutileza rítmica y claridad de articulación forman una combinación única y transformadora.
Nació en San Petersburgo el 18 de abril de 1950. Comenzó a tocar el piano a los cinco años y dos años después ingresó en la Escuela Especial Central del Conservatorio de Leningrado. Con tan solo 16 años, el artista ruso se convirtió en el músico más joven en recibir la Medalla de Oro en el Concurso de Piano Internacional Tchaikovsky en Moscú.
A raíz de su victoria, Sokolov se convirtió en una celebridad en su tierra natal y comenzó a actuar como solista con las principales orquestas y realizando recitales en las salas de conciertos más importantes. Sin embargo, las autoridades soviéticas no le permitieron interpretar en Occidente hasta finales de los 80. Mientras tanto, su arte evolucionó y maduró fuera del centro de atención internacional. Tras la caída de la Unión Soviética, el pianista ruso comenzó a aparecer en las principales salas de conciertos y festivales de Europa.
La idea de arte que Grigori Sokolov tiene le otorga la capacidad de cultivar la concentración necesaria para que el público contemple nuevas perspectivas, incluso en las composiciones más conocidas. El arte de Sokolov se basa en los sólidos cimientos de su personalidad única y su visión individual.
Las ‘Polonesas’ de Chopin
La popular danza polaca es, dentro de la música clásica instrumental, un elegante baile más pero con un ritmo ternario muy singular. Originalmente era una marcha que daba inicio y fin a las fiestas en casa de familias del patriciado polaco: las parejas, tomadas de las manos y guiadas por el dueño de la casa, recorrían las salas, galerías y jardines, bailando casi histriónicamente.
Chopin conoció la naturaleza de la verdadera polonesa en las festividades campesinas donde bailó, transcribió melodías e incluso llegó a tocar instrumentos folclóricos. Su asimilación del folklore fue muy profunda y por ello, con el tiempo, sus composiciones basadas en esta danza acabaron por recoger la viveza rítmica y el espíritu noble y heroico de su país, lleno de audaces armonías y con una brillante escritura pianística.