Los ministros de Pesca de la Unión Europea se reúnen este lunes y este martes para acordar las posibilidades de pesca de la flota comunitaria a lo largo de 2019, un debate en el que el titular español de Agricultura, Pesca y Alimentación, Luis Planas, y su equipo pelearán por aliviar el recorte del 14% que la Comisión Europea ha planteado para la merluza Sur, que se pesca en el mar Cantábrico.
Sin embargo, la tarea del Gobierno no se centrará únicamente en este stock «fundamental» para la flota española, según reconocen fuentes diplomáticas, sino también en garantizar las flexibilidades suficientes para que los buques españoles no tengan que cesar su actividad como consecuencia de la obligación total de desembarque.
Las primeras deliberaciones entre ministros tendrán lugar a primera hora del lunes, pero después los debates se centrarán en los puntos agrícolas y las delegaciones abrirán entonces los contactos bilaterales y trilaterales. Las posibilidades de pesca para 2019 volverán a la mesa de los ministros el martes por la mañana y se prolongarán hasta que se cierre un acuerdo.
A partir del 1 de enero de 2019, los barcos pesqueros europeos no podrán descartar al mar las capturas accesorias, aquellos ejemplares que se pescan sin ser el objetivo principal de la actividad. En cambio, todas las capturas deberán ser desembarcadas en los puertos, lo que puede provocar problemas a los buques que tienen poca o ninguna cuota de algunas especies que pueden caer en sus redes.
Las «especies de estrangulamiento» para la flota española son sobre todo el bacalao, eglefino, merlán y carbonero, para las que España no tiene cuota. «Necesitamos ajustes, flexibilidades o minicuotas para esas» especies, reconocen las mismas fuentes, que añaden que el Gobierno lleva trabajando en esta cuestión desde principios de año e «intensamente» durante las últimas semanas.
En concreto, el ministro Planas y su equipo intentarán conseguir que los intercambios de cuotas o ‘swaps’ entre países sean un mecanismo «permanente y obligatorio» al menos en un porcentaje, de forma que los Estados miembros no se puedan negar a lo largo del año a realizar este tipo de traspasos de posibilidades de pesca.
Más allá de los problemas asociados con la entrada en vigor de la obligación de desembarque, España centrará sus esfuerzos en reducir el recorte del 14% que plantea Bruselas para los Totales Admisibles de Capturas (TAC) para la merluza Sur, una especie de gran valor para la flota española.
Este tajo es el necesario para que la especie llegue a 2020 a su Rendimiento Máximo Sostenible (RMS), aquel que permite que las máximas capturas posibles para cada stock y al mismo tiempo mantiene unos niveles sostenibles en su biomasa. Sin embargo, España tratará de aliviar la reducción argumentando que se puede recurrir a un rango menos agresivo que también permita llegar al RMS.
La propuesta del Ejecutivo comunitario también propone recortes para el rape del Golfo de Vizcaya (-7%) y del Gran Sol (-2%) y la cigala capturada en aguas portuguesas y el Golfo de Cádiz (-26%). También pide mantener cerrada la pesquería de cigala en el Cantábrico.
En cambio, aboga por incrementos de la cuota de merluza del norte (2%), jurel del Gran Sol, del Cantábrico y de aguas portuguesas y del Golfo de Cádiz (20%, 18% y 69%, respectivamente) y de gallo de aguas ibéricas y del Golfo de Vizcaya (35% y 40%, respectivamente).