El presidente de Cantabria, Miguel Ángel Revilla (PRC), ha decidido «de momento» no solicitar escolta a la Delegación del Gobierno pese al «acoso» que, según dijo hace unos días, sufre por parte de un grupo de hosteleros, aunque habrá presencia policial en algunos de sus actos públicos.
A preguntas de la prensa, la delegada del Gobierno en Cantabria, Ainoa Quiñones, ha explicado que ha habido conversaciones sobre este asunto entre la Delegación y el Gobierno regional, que pidió información acerca de los trámites que había que realizar en caso de decidir pedir escolta, si bien «de momento» no la va a solicitar como en un primer momento se planteó. «Estamos a disposición del presidente y, evidentemente, de cualquier persona que lo necesite», ha dicho Quiñones.
Lo que sí habrá presencia de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado en alguno de los actos que participe el presidente. Así, Quiñones ha explicado que desde la Policía Nacional como desde la Guardia Civil están coordinándose con el jefe de gabinete de Revilla y con la agenda de éste para estar presentes.
Quiñones ha aclarado que esta presencia policial en actos de Revilla ya existía porque «el presidente es la máxima autoridad en la comunidad autónoma y, aunque no tenga escolta propia, tiene que tener esta seguridad» y ahora «después de lo que está pasando» con estos actos de protesta «también».
Al hilo de hacerse público en las redes sociales varios vídeos en los que se ve cómo el pasado jueves un grupo de hosteleros increpó a Revilla por, según ellos, estar comiendo en el interior de un restaurante de Santander (algo prohibido por el Covid) y fumando un puro en la comida, el presidente negó estas acusaciones y denunció que desde hacía casi un mes estas personas le estaban «haciendo la vida imposible», endo a actos en los que participa para «boicotearles», lanzarle «improperios y amenazas».
De hecho, afirmó que esta situación de «hostilidad general hacia su persona» está afectando a miembros de su familia, como a su hija pequeña, a la que, según dijo, habían grabadi cuando tiraba la basura y le habían llamado «todo tipo de cosas impresentables». Por ello, Revilla aseguró que se estaba «pensando» pedir protección –algo que por ahora ha descartado finalmente– y también solicitar a la Delegación del Gobierno que, sobre todo, en los actos públicos en los que tiene que participar en sus labores como presidente haya «un poco de vigilancia».