Ante el anuncio de la Confederación Hidrográfica del Cantábrico del «Proyecto de recuperación medioambiental del Río Saja entre Santa Lucia y Virgen de la Peña, en Cabezón de la Sal y Mazcuerras» se hace necesaria evitar los negativos impactos ambientales y el despilfarro económico de la cuantiosa inversión –más de 6 millones de euros– suprimiendo de la mota prevista entre El Muro de Vernejo-Los Ciruelos y la Campa de El Minchón en Ontoria los movimientos de tierra y el desarrollo en altura de la supuesta defensa ante posibles inundaciones, eliminando, por tanto, la vocación peatonal o ciclista de su borde superior que tiene en los caminos y sendas de la concentración parcelaria y del bosque de galería entre la mies y el cauce fluvial principal –al Este y Oeste de la pretendida mota–, una opción ya existente que solo necesita un mínimo mantenimiento y, en todo caso, una mayor densidad de vegetación con repoblaciones arbóreas y arbustivas autóctonas para reforzar su capacidad de amortiguación ante los posibles rebosamientos del cauce.
Este rechazo se fundamenta en el hecho de que la defensa natural de las mieses de Vernejo y Ontoria lo forma el cauce fósil que existe en la margen izquierda del río Saja entre la presa de Santa Lucía –que debería ser restaurada–, los bordes del camino rural paralelo al cauce actual, Molokay –donde deberían recuperarse los viejos gaviones–, Los Ciruelos, la Fuente de La Roza, el Pozo Jesusito y El Minchón, que solo necesita una intervención cuidadosa y dosificada para que pueda desempeñar la función de canal de desague alternativo en las mayores crecidas del río Saja mediante su desbrozamiento y limpieza periódicas para absorber las inundaciones que pudieran producirse al desbordarse el cauce principal y anegar el bosque de galería y las formaciones de ribera entre el río y las mieses de Vernejo y Ontoria.
Con ello se abarataría, además, el coste de la intervención proyectada, se reducirían las expropiaciones y las transgresiones privadas, y se causarían impactos mucho menores sobre la fauna silvestre del entorno afectado respetándose los corredores ecológicos acuático-terrestres, sus calidades ambientales y los paisajes originales en compensación a los destrozos causados por los encauzamientos salvajes, la generalización, innecesaria en muchos casos, de escolleras laterales y transversales, y las nefastas transformaciones hidrogeomorfológicas que han supuesto la desaparición de los trazados meandriformes y la degradación de los hábitats fluviales asociados al río Saja.
Además, se requeriría, también, como medidas preventivas para aliviar la presión del río sobre la margen izquierda, que se proceda a la recuperación de los cauces fósiles que flanquean su margen derecha en el municipio de Mazcuerras entre Santa Lucía, Cos, El Bosque de Mazcuerras y El Esgobiu evitando las ocupaciones que se han venido realizando en las últimas décadas o desmantelando los rellenos que han sufrido con el impacto consiguiente en la reducción o eliminación de los caudales que albergaban en los períodos de grandes avenidas o intensas precipitaciones sin dejar de considerar la intensificación de las escorrentías superficiales que siguen provocando las plantaciones masivas e indiscriminadas de pinos y eucaliptos en las laderas de los montes –la Sierra del Escudo en las laderas y piedemonte de San Cifrián y Santibáñez, Mozagrucu, Mozagro…– del ecosistema fluvial en el tramo afectado, incluyendo la deforestación de la vegetación natural de las márgenes de canales y afluentes que contribuían, a su vez, a amortiguar la fuerza de las aguas, a retener su potencial erosivo, y a reducir los caudales del curso principal del río Saja.
Autor: Emilio Carrera. Miembro de Ecologistas en Acción. / Imagen: ruta de los Foramontanos – esenciadecantabria.com