La central hidroeléctrica de Aguayo, ubicada en el municipio de San Miguel de Aguayo (Cantabria), se encuentra en funcionamiento desde el año 1982. Se trata de una central de bombeo reversible, cuya principal característica es que es capaz de almacenar energía eléctrica. Esta central utiliza como depósito inferior el embalse de Alsa y como depósito superior, el embalse de Mediajo.
Esta central pertenece ahora a Repsol tras comprar este activo entre otros así como la comercializadora a Viesgo en 2018. Y se ha convertido, sin duda, en uno de los mayores proyectos de la compañía que dirige Josu Jon Imaz. «Repsol tiene la ambición y el deseo” de llevar adelante la ampliación de Aguayo. Es un proyecto importante no solo para la compañía, también para Cantabria y para el sistema eléctrico español. Y es un proyecto que contribuye al objetivo global de descarbonización y de compañía de Repsol, apoyando, desde nuestras capacidades industriales, el desarrollo económico de la región y del país en un momento de gran importancia para la recuperación de la economía», asegura el CEO de Repsol.
Este jueves Imaz, ha presentado el proyecto de la ampliación de la central al presidente cántabro Miguel Ángel Revilla. «Todo va por el buen camino y estamos expectantes y muy ilusionados de que en el año 2022 podamos ver la obra comenzada», ha enfatizado Revilla tras la visita a las instalaciones acompañado de la cúpula de Repsol, que confía en que la ampliación de la central esté operativa en 2026.
De llevarse a cabo, este proyecto supondría incrementar en 1 gigavatio (GW) la capacidad instalada de la actual central de bombeo y elevarla hasta un total de 1,4 GW, convirtiéndose en la segunda más grande de España de sus características, en lo que sería la mayor inversión de la historia de Cantabria (700 millones de euros, aproximadamente).
Aguayo II (así es cómo se denomina el proyecto) consistiría en la ampliación de la central, de forma que, casi sin impacto visual y sin necesidad de realizar actuaciones de relevancia en el embalse de Alsa ni el depósito del Mediajo, se optimice su funcionamiento.
Para ello, se instalarían de forma subterránea nuevas conducciones de agua y equipos que permitirían incrementar la potencia de la central hasta cerca de 1.000 MW adicionales, con lo que la producción anual de energía llegaría a los 2.000 GWh/año. La ampliación de la central se configuraría con cuatro grupos de turbinas reversibles de una potencia aproximada de 250 MW cada una.
Así funcionará
La central de bombeo permite su utilización dentro del sistema eléctrico para compensar los momentos en los que hay exceso de producción renovable, acumulando energía, y los momentos de exceso de demanda, generando energía.
Para ello, en las horas de baja demanda o elevada producción renovable se utiliza la energía eléctrica sobrante en el sistema para bombear enormes cantidades de agua a un embalse elevado, en este caso, el denominado depósito del Mediajo.
En los momentos en los que se requiere energía eléctrica adicional, por existir una gran demanda o una baja producción renovable, el agua se deja caer al embalse inferior, el embalse de Alsa, para mover las turbinas, que vuelven a generar electricidad.
Creación de empleo sin dañar el medio ambiente
Uno de los aspectos fundamentales del proyecto es su compatibilidad con la conservación medioambiental del entorno. La ampliación de Aguayo combina una mayor eficiencia en la generación a partir de fuentes renovables con una instalación subterránea, sin impacto en el paisaje, aportando una solución sostenible desde un punto de vista medioambiental.
Además, para la puesta en funcionamiento de Aguayo II no sería necesario ampliar los embalses existentes. Con una obra respetuosa con el medio ambiente, se conseguiría una mayor cantidad de energía procedente de fuentes 100% renovables.
Por otro lado, la ampliación de la central permitiría un sólido desarrollo industrial y fomentaría el empleo en la región. Además de los puestos de trabajo directos e indirectos requeridos durante la vida útil de la central, la construcción durante los más de cuatro años previstos para su puesta en servicio requeriría de una importante cantidad de trabajadores, lo que supondría un notable impulso económico para la zona. Se estima que en los momentos de mayor actividad habría alrededor de 1.000 personas trabajando directamente en la obra.
La inversión de 700 millones de euros, aproximadamente, por parte de Repsol supondría un importante impulso económico para la zona y abriría nuevas posibilidades para dinamizar la economía regional. El proyecto de Aguayo II se ajusta al compromiso de Repsol de ser una compañía cero emisiones netas en el año 2050, en cumplimiento del Acuerdo de París.
Fuente: elperiodicodelaenergia.com / Ramón Roca