La recién cesada directora general de Salud Pública del Gobierno de Cantabria, Paloma Navas, ha afirmado que su salida estaba «pactada» desde «mediados de diciembre», antes de la llegada de las vacunas contra el COVID-19, por lo que la ha desvinculado del proceso de vacunación que se está llevando a cabo en la comunidad, que, por el momento, figura a la cola en porcentaje de dosis administradas respecto a las recibidas.
Así lo ha afirmado este jueves Navas en una entrevista en la Cadena Ser ofrecida pocas horas después de que el Consejo de Gobierno haya aprobado su cese junto al de la secretaria general de la Consejería de Sanidad, Sara Negueruela.
Navas ha asegurado irse «satisfecha» y con la «tranquilidad» y la «alegría del trabajo bien hecho y del deber cumplido» y de dejar un «sistema de contención» y de rastreo de la pandemia que, a su juicio, es «bueno» y que espera que «sea capaz» de contener la tercera ola, algo que, según ha advertido, será un reto «difícil» porque, mientras se administre la vacuna a la suficiente población, va a haber que seguir luchando y manteniendo las precauciones «porque van a seguir haciendo falta».
La cesada directora general, sustituida en el cargo por el epidemiólogo Reinhard Wallmann, se ha mostrado «agradecida» y «orgullosa» de haber podido estar este tiempo al frente de la Dirección General de Salud Pública, una etapa que, según ha dicho, le ha supuesto un «crecimiento exponencial», se lleva «muchas lecciones aprendidas».
La hasta ahora directora general no ha querido valorar el proceso de vacunación que se está llevando a cabo en Cantabria ya que, a su juicio, «no le corresponde» hacerlo ya que no ha formado parte del equipo coordinador ni del comité logístico de la vacunación, formado por «otras personas».
«La responsabilidad directa de la aplicación de las vacunas reside en los sistemas de salud, en los servicios sanitarios y me consta que están haciendo un esfuerzo muy grande para que la vacunación se produzca con la mayhor agilidad posible», ha apuntado.
Según ha señalado, en este último tiempo, sus «esfuerzos» han estado dirigidos a «preparar» a Cantabria para la tercera ola y poder así «anticiparse» a ella, trabajando en reforzar el sistema de rastreo, en el que –ha destacado– la comunidad es un «referente» nacional y que, a su juicio, «ha dado frutos».
Ha señalado que ello ha permitido que a Cantabria no le haya pasado como a otras comunidades autónomas que se han visto «sorprendidas» por esta tercera ola del COVID-19.
Navas no ha explicado las causas de su marcha pero sí ha reconocido «diferencias de criterio» y «desacuerdos» en el seno del Gobierno sobre la gestión de la pandemia, si bien considera que son «naturales» en una crisis sanitaria como la que se está viviendo.
«En una crisis sanitaria, en una pandemia, la más grave de los últimos 100 años, los equipos están sometidos a un nivel de tensión y de desgaste importante y son situaciones de diferencias y desacuerdos totalmente naturales y que pasan todos los días», ha dicho.
También ha reconocido haber sufrido «niveles de presión y de tensión altos», algo que, según ha dicho, es «habitual» en el trabajo de los técnicos de Salud Pública de todo el mundo. «Es algo totalmente natural en una situación que prácticamente nos ha colocado en un escenario casi de guerra»
Cuestionada por su relación actual con el consejero de Sanidad, el socialista Miguel Rodríguez, Navas ha señalado, de forma genérica, que este tipo de situaciones de «máxima tensión» como la que ha provocado la pandemia, generan una «erosión» en los equipos de trabajo que, según ha dicho, «afectan en el día a día y en la fluidez de las relaciones».