El acusado de matar a un hombre a la salida de un ‘after’ de Santander en 2018 ha negado los hechos que se le imputan, se ha declarado inocente y achacado su detención e ingreso en prisión a su identidad. «Por un apellido, Larralde, me fastidian la vida«, se ha quejado, para reflexionar a continuación que si se apellidara López estaría en la calle.
Así lo ha asegurado S.L.G. este martes en el juicio contra él en el que solo ha contestado a preguntas de su abogado, y al que al cuestionarle por su implicación en lo sucedido en el local, en la calle Barcelona de la ciudad a primera hora de la mañana del 18 de agosto de 2018, ha respondido que no tuvo nada que ver: «Por supuesto que no».
La vista, con jurado, se celebra en la Sección Primera de la Audiencia Provincial de Cantabria y la fiscal le pide 20 años de cárcel por apuñalar mortalmente a la víctima, al entender que se trata de un asesinato.
«En ninguno de los bares y en ningún momento tuve ningún tipo de problema» esa noche, ha asegurado el principal encausado, de 25 años, al ser interrogado por su letrado ante el tribunal, al que ha expresado que se siente «indignado» y ha achacado el estar en la cárcel a su apellido.
«Por un apellido, Larralde, me fastidian la vida», ha expresado, para quejarse de que no puede estar con sus hijas -entonces tenían 2 y 4 años- y aventurar a continuación que si se apellidara López, ha puesto como ejemplo, «estaría en la calle».
En esta causa también está procesado un primo suyo, por un delito leve, al estar acusado de dar una patada en la cabeza al hombre apuñalado, que tenía 38 años y murió unas tres horas después en el Hospital Valdecilla. Igualmente ha negado su participación en los hechos, aunque ambos han admitido que estuvieron ese día en el ‘after’ en cuyo exterior sucedió todo.
UNA NOCHE NORMAL, COMO OTRA CUALQUIERA
Es más, este segundo procesado, en libertad y que como el anterior solo ha contestado a las defensas, ha indicado que ni siquiera vio u oyó nada en relación con lo sucedido, y ha expresado que «fue una noche normal, como otra cualquiera».
Esa idea también ha sido reiterada por el principal acusado, para el que el Ministerio Público reclama además una indemnización de 94.000 euros en concepto de responsabilidad civil para el hijo del fallecido -menor de edad- y de 78.000 para su madre y sus dos hermanos, cuantía esta última que la acusación particular eleva a 117.500 euros.
En concreto, a preguntas de su representante legal S.L.G. ha relatado que el día del apuñalamiento mortal -que según el Ministerio Público se produjo tras una pelea por una chica- estaba en Santander, aunque entonces residía en casa de su hermana en Bilbao, donde se había empadronado además. Según ha dicho, estaba haciendo unos trabajos en beneficio de la comunidad que había iniciado en abril y concluyó «íntegramente» en octubre, es decir, tres meses después de los hechos.
En la noche en cuestión salió de fiesta por la capital cántabra con familiares -entre ellos su primo- y amigos, que formaron un grupo estable de cinco personas aunque se iban relacionando y tomando copas -de «ocho a diez» de ron en su caso, y también cocaína, que consumía desde hacía años- con más conocidos en los diferentes bares que estuvieron.
Entre ellos, el ‘Vendetta’, el ‘after’ donde tuvo lugar la pelea y el posterior apuñalamiento mortal, y donde S.L.G. ha admitido que estuvo, pero «como otro fin de semana cualquiera». Preguntado si estuvo involucrado en algún incidente en los distintos locales que frecuentó esas horas, ha zanjado que «en ninguno de los bares y en ningún momento tuve ningún tipo de problema», ni él ni sus acompañantes ni en fines de semana anteriores, ha remachado.
A este respecto, el principal acusado ha señalado que ha sido denunciado o detenido en alguna ocasión, pero por robar artículos en establecimientos como supermercados para su posterior venta o por conducir sin carné.
Ha agregado que no iba provisto de navaja ni objetos punzantes, ya que ese día salió sin «nada» de casa, a donde regresó -a la de su suegra, donde estaban su mujer e hijas- cuando amanecía. Ha dicho que se quedó un par de días en Santander para volver después a Bilbao a continuar los trabajos en beneficio de la comunidad que estaba haciendo.
Y aunque no recuerda bien la ropa que llevaba puesta esa noche, sí ha reafirmado que su aspecto físico -pesa unos 77 kilos y tiene el pelo oscuro- no ha variado: «Siempre estoy más o menos igual».
Acerca de su detención, meses después de lo sucedido y en Seseña, S.L.G. ha explicado que estaba en esa localidad de Toledo porque un amigo le había dejado su piso para irse de vacaciones un tiempo y visitar a familiares. Ha negado que opusiera resistencia al ser arrestado así como tampoco que quisiera fugarse: «En ningún momento».
Finalmente, de su adición a las drogas, ha indicado que lleva más de dos años en tratamiento: «Estoy en el buen camino, pero tengo claro que tengo que seguir en él«, ha reconocido.
FUE UN DÍA COMO OTRO CUALQUIERA
En esta primera sesión del juicio, que se desarrollará hasta el próximo día 10 con la entrega del objeto del veredicto al jurado para su deliberación acerca de la culpabilidad o no de los acusados, también ha declarado el segundo incriminado, primo del anterior.
M.L.G. se enfrenta a una multa de 1.200 euros por un delito de maltrato de obra, por propinar a la víctima una fuerte patada en la cabeza cuando ya yacía en el suelo con la puñalada mortal en el pecho. En este caso, la familia de la víctima solicita el mismo montante, además de 30.000 euros de indemnización y 15 meses de cárcel al atribuirle también un delito de integridad moral.
Este procesado ha negado el hecho que le imputan y ha agregado al respecto que no vio a ninguna persona dar patadas a nadie en la cabeza, ni tampoco que hubiera alguien tumbado en el suelo.
En términos generales, la declaración del segundo enjuiciado ha sido muy similar a la del primero, al coincidir en que salieron de fiesta con amigos toda la noche por Santander y que estuvieron en diferentes pubs y «varios» ‘afters’.
Y, «como una noche cualquiera», también bebió cerca de una docena de copas de ron y consumió cocaína, aunque en este caso ya no tiene este último hábito, todo ello sin que pasara «nada» ni tuviera altercado alguno con «nadie». Y tampoco «oyó nada» en el Vendetta. «Fue un día como otro cualquiera», ha insistido este acusado, que se fue del local a casa de «manera normal».
Ha concretado que residía bien en casa de su tía o de su madre, en Santander, y ha negado haberse ido tras los hechos a otra provincia. Y como su primo, ha sido detenido y condenado alguna vez pero no por delitos contra las personas, sino por conducir sin carné o recibir o comprar algo robado.
PRIMEROS POLICÍAS EN LLEGAR AL LUGAR
En el arranque del juicio, y tras la audiencia de los dos acusados, han declarado como testigos cuatro policías, dos locales y dos nacionales, que estaban patrullando por la ciudad cuando fueron alertados de que una persona yacía en el suelo tras una .
Fueron los primeros en llegar al lugar, sobre las 9.30 horas, y han coincidido en que había poca gente en la calle y no observaron a nadie huir de la zona.
Una vez allí, comprobaron que había un hombre tendido en la calle, a unos metros del local, junto a una chica que le conocía, otra mujer que iba a trabajar y algún «viandante esporádico» más.
También estaba el portero del ‘after’ que al principio «no quería saber nada» ni colaborar, pero luego les describió al autor de los hechos como un hombre «rubio» y «gordito» y la ropa que vestía.
De la víctima, dijeron que no presentaba indicios de violencia, más allá de la herida sangrante y los pinchazos en el tórax.