In memoriam.
Se fue el amigo. Se fue el hombre de bien. El trabajador incansable. Y cuando nos dejó, fue a la manera del buen jugador de bolos, sin hacer ruido, sin aspavientos, con el orgullo del que hace emboque al pulgar y driblando nueve bolos a la bajada. Te vas, amigo, a cuidar otra casa Cuesta. Te vas a enseñar como se hacen las cosas en las cocinas del cielo. Pero nosotros, egoístas sabemos bien que salimos perdiendo. Porque se va el anfitrión que siempre tenía mesa. Perdemos al que sabe cobijar bajo su techo a las personas más variadas, Grandes de España, empresarios de países varios, miembros de la curia de Roma y paisanos de tu Cantabria, todos quisieron visitarte. Sin recomendación o porque alguien me dijo… Todos los que se acercaron a tu casa sintieron el placer del buen llantar y de la buena charla. Trovadores populares te echarán una cantada y los amigos que te quieren llorarán tu postrera espantada. Pero ahora que la pérdida es cierta, que las horas pasan y la realidad se alarga, dime amigo Luis unas últimas palabras. Que no se pierda la raya, que se rastrille la caja. Que la coneja no corra, que rebote en la tabla. Dime algo, dime amigo, dime Luis cómo leches esto acaba.
Fdo.: José Manuel López Cardeñoso / Imagen: cantabria24horas.com