26/11/2024

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Investigadores IBBTEC descubren cómo miden las bacterias la concentración de antibióticos y se vuelven inmunes

Los investigadores del Instituto de Biomedicina y Biotecnología de Cantabria (IBBTEC) Raúl Ruiz González, Fernando de la Cruz y Raúl Fernández López han descubierto el modo por el cual las bacterias son capaces de medir la concentración de antibióticos en su entorno y volverse inmunes ante ellos. Los resultados de esta investigación han sido publicados en la revista Science Advances.

Según ha informado la Universidad de Cantabria (UC) en nota de prensa, los investigadores del IBBTEC, instituto mixto de la UC, CSIC y Gobierno de Cantabria, han logrado determinar que los sensores específicos que las bacterias han adquirido, capaces de detectar la presencia del antibiótico y activar los mecanismos de resistencia, tienen una capacidad de hasta dos bits, lo que permite a éstas, no solo detectar la presencia del antibiótico, sino también medir su concentración.

Gracias a estos sensores de dos bits, las bacterias pueden evaluar de manera rudimentaria el nivel de amenaza que el antibiótico supone y modular su respuesta.

Así, si la concentración de antibióticos está por debajo del umbral que les causa un daño, las bacterias no responderán a su presencia. Concentraciones crecientes irán produciendo respuestas progresivamente mayores, lo que permite a las bacterias ahorrarse «el costoso proceso» de generar la resistencia cuando la amenaza de los antibióticos no es importante, ha explicado la UC.

Sorprendentemente, según dice, estos sensores de 2 bits están optimizados para evaluar concentraciones «muy por debajo» de las que se utilizan en los hospitales. Estos niveles residuales de antibióticos, sin embargo, son muy habituales en el entorno natural.

El uso masivo de antibióticos, tanto para el tratamiento de infecciones en los humanos como para la cría de animales de granja, ha generado una contaminación generalizada en el medio ambiente por parte de estas moléculas.

Los resultados obtenidos por Ruiz y colaboradores indican que los mecanismos de resistencia están fundamentalmente dirigidos hacia estas concentraciones residuales, lo que indica que el problema de la resistencia a los antibióticos no es solo un problema de salud humana, sino, fundamentalmente, un problema de salud ambiental.

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