Una campaña de recogidas de firmas en change.org, impulsada por el arquitecto Domingo de la Lastra, pide la conservación del espacio central del arco del Banco Santander en el Paseo Pereda y que se estudie un proyecto alternativo para el Proyecto Pereda, el museo que la entidad se quiere construir en su sede central para su colección de arte.
La petición, con el lema ‘Defendamos el arco del Paseo de Pereda en Santander’, solicita al Banco de Santander, al Ayuntamiento de Santander y a la Consejería de Cultura del Gobierno de Cantabria, que se estudien «alternativas que permitan la reconversión del edificio sin ocupar el espacio de la calle por debajo del arco, y con la mínima afección al Conjunto Histórico-Artístico del Paseo de Pereda de Santander».
En la petición se señala que la rehabilitación de la sede del Santander ha sido contratada al arquitecto inglés David Chipperfield y su proyecto ocupa el espacio interior del emblemático «arco de triunfo» que caracteriza el edificio, y con ello «se cierra visualmente la calle Marcelino Sanz de Sautuola, que lo atraviesa».
Ello supone, a su juicio, un «grave perjuicio» para los ciudadanos, «que ven cómo se ciega la visión del arco y se obstruye completamente el espacio de la calle».
Recuerda que actualmente está en periodo de alegaciones la modificación del Plan Especial para permitir que la intervención pueda ocupar el interior del arco, «de manera que cualquier discrepancia» con dicho plan, «se solventa modificándolo a medida del proyecto, cuando se debería exigir todo lo contrario».
«El nuevo proyecto sitúa un volumen de cristal y acero en el centro del espacio del arco, para colocar allí las escaleras, cierra sus visuales y rompe completamente las perspectivas que enmarca el arco, hacia la calle y hacia el paisaje de la bahía», añade.
Según Lastra, las autoridades «no deben permitir una actuación así, que distorsiona el trazado de calles del conjunto histórico, la imagen del Paseo de Pereda y al propio edificio, que pierde el sentido natural del arco, que es precisamente su espacio, y supone una ocupación abusiva del espacio público».
Recuerda que el propio Ayuntamiento, a lo largo de los años, ha aplicado de forma «muy rigurosa» las ordenanzas del Plan Especial al resto de edificaciones, sin embargo, para este caso, «parece como si no existiera la Declaración de Conjunto Histórico-Artístico».
«Todo parece obviarse a expensas de que la voluntad política de los partidos pudiera cambiar la norma a su conveniencia, lo que crea un precedente muy poco halagüeño para la conservación» de dicho conjunto.
Además, señala que el proyecto «pretende aumentar una planta de cristal al edificio, sobre el arco, una estancia exclusiva cuya función poco tiene que ver con el museo y que también contradice las directrices del Plan Especial».
Recuerda asimismo que asociaciones de vecinos de la ciudad «han protestado decididamente» y encargado un estudio a arquitectos locales que «demuestra la viabilidad» de realizar el Museo sin tener que ocupar el espacio de la calle.
«Queremos que se realice el Museo, pero también que se respete íntegramente el espacio de la calle», concluye.