Unidas por Santander propone al equipo de Gobierno de la ciudad, compuesto por el Partido Popular y Ciudadanos, que elabore un plan de gestión para la Plaza Porticada en los que se incluyan los espacios cerrados de los edificios que la circundan “para poder darle una utilidad pública” y valorar la idoneidad de su cubrimiento.
Después de que se haya anunciado la viabilidad urbanística de la cubrimiento de la Plaza Porticada, el concejal de la coalición, Miguel Saro, ha mostrado sus dudas sobre que el proyecto pueda salir adelante en la presente o la siguiente legislatura, ya que precisa de una modificación urbanística puntual del PGOU de 1997, y teme que el tema se utilice como “una serpiente de verano” para los próximos años que “el Ayuntamiento puede manejar útilmente para sus beneficios electorales de cara a la siguiente legislatura”.
El proyecto contempla una inversión de alrededor de 7,5 millones de euros que, probablemente, se encarecerá en el futuro ya que la cubierta proyectada “se asienta sobre edificios construidos después del incendio de Santander, muchos de los cuales tienen pendiente una reforma considerable y dudamos de si los estudios de la capacidad de la estructura de soportarla se han realizado”.
“Creemos que ahora hay prioridades más urgentes”, matiza Saro que, además, teme que esta “altísima” inversión sea “un continente sin contenido”, como otros espacios que “el Ayuntamiento es incapaz de gestionar” como, por ejemplo, la sala Escenario Santander, “construida y entregada a un concesionario porque el Ayuntamiento era incapaz de darle contenido”.
En una ciudad que no tiene ni un auditorio ni un teatro municipal a diferencia de otras ciudades mucho más pequeñas de nuestro entorno, es necesario saber si este proyecto va a “permitir paliar algunos de los déficits históricos en la ciudad, no solo a nivel cultural”, o simplemente va a ser “un centro comercial cubierto más o un centro hosteleros como es el principalmente el Mercado del Este, cuyo coste recaerá sobre las espaldas de los santanderinos”.
Imagen: Miguel Saro