Los investigadores chinos siguen buscando el eslabón que llevó el coronavirus de los murciélagos a los humanos. Y todo apunta al pangolín. Una especie en peligro de extinción, – y el mamífero con el que más se trafica – que podía comprarse en el mercado de marisco de Wuhan.
Aunque la búsqueda del origen sigue en marcha, los grandes laboratorios no quieren involucrarse en la fabricación de una vacuna por miedo a que la enfermedad cese antes de que el antídoto esté preparado, haciéndoles perder dinero.
«No puedo recordar la última vez, si es que alguna vez ha sucedido, que una vacuna fue hecha a tiempo para lidiar con el brote», explica Charu Kauschic, investigadora del Centro de Investigación de Inmunología de la Universidad McMaster, en Canadá.
Gary Kobinger, microbiólogo de la Universidad de Laval, también en Canadá, es poco optimista respecto a la investigación: “Nadie está desarrollando esos productos porque no hay ningún incentivo, económicamente hablando»,
La Organización Mundial de la Salud ha decretado una situación de emergencia sanitaria internacional y solicita más fondos para coordinar mejor la investigación y el desarrollo de vacunas.
El coronoavirus ha matado ya a más de 700 personas y ha infectado a cerca de 35.000. El mundo sigue a la espera de una solución que, por el momento, parece depender de factores económicos.
Fuente: euronews.com