El Fondo para la Protección de los Animales Salvajes (FAPAS) ha renovado su equipo fotográfico para estudiar la vida del oso en libertad en la Cordillera Cantábrica con cámaras de alta tecnología.
Estas cámaras permiten obtener imágenes de gran calidad y realizan disparos automáticos con gran rapidez, lo que garantiza que todo lo que pasa por delante del objetivo queda fotografiado.
Este colectivo ha defendido que la conservación del oso pardo en la Cordillera Cantábrica continúa «siendo un reto» y, por ello, cree que conocer mejor su biología, cuáles son sus preferencias alimenticias y cómo se mueve es «una necesidad» para garantizar la supervivencia del mamífero terrestre más grande que habita en España.
Según ha apuntado, el seguimiento del oso con cámaras ha permitido conocer aspectos de su alimentación poco conocidos, como la explotación de las carroñas, que son «una fuente de alimentación muy importante para el oso».
«Si encuentra carroñas en el invierno y en primavera hay fruta suficiente, el oso pasa desapercibido en la montaña y apenas genera problemas. Si no encuentra carroñas en invierno, en primavera busca alternativas proteínicas en las colmenas con el consiguiente enfado de los apicultores», ha afirmado FAPAS.
En este sentido, ha defendido que «la culpa no es directamente del oso sino de la retirada de carroñas que las Administraciones impusieron de manera drástica sin tener en cuenta su importancia para la alimentación de la fauna salvaje».
ALIMENTARSE DE ARÁNDANOS Y HUSMEAR EN LOS BASUREROS
Además, ha añadido que la invasión de matorral en las praderías de montaña limita la presencia del arándano silvestre, un fruto que los osos buscan intensamente en cuanto llega el verano.
Desde FAPAS han advertido que limpiar el monte cubierto con matorral utilizando el fuego –una costumbre que, según dice, «parece haberse puesto de moda en la Cordillera Cantábrica«–, elimina miles de hectáreas de terrenos que producen alimento a los osos obligándolos a buscar alternativas que en ocasiones implica la presencia de osos cerca de entornos humanos.
Además, este colectivo ha alertado de la proliferación en zonas de montaña, de los basureros ilegales, lo que hace que la fauna salvaje, y entre ellos los osos, acuden en busca de comida.
«Comer en la basura puede generar un cambio en el comportamiento de los osos, habituándolos a hacer recorridos donde puedan obtener alimento con facilidad», ha alertado.
Es por ello que FAPAS va a iniciar un estudio de investigación mediante el seguimiento fotográfico de alguno de los basureros ilegales que tiene localizados en zonas oseras que pueden resultar peligrosos al provocar un cambio en el comportamiento alimenticio natural del oso.