27/11/2024

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Alfonso del Amo-Benaite: «A vueltas con el turismo»

«¿Se han detenido a pensar las consecuencias para España de una caída pronunciada de la actividad turística?»

Pocas expresiones de libertad superiores a las que representa el turismo. Gente moviéndose por todas partes a su libre albedrío, lo que su voluntad y posibilidades económicas le permiten.

Es presa muy apetitosa para las almas negras totalitarias y los meapilas del buenísmo que se ponen como monos con amígdalas. ¿Qué es eso que la gente vaya y venga a donde le dé su real gana? No lo pueden tolerar, hay que ponerlos en el disparadero a través de la opinión publicada y aplicar lo que siempre anida en sus mentes: Más impuestos y más prohibiciones.

¿Todos estos socio conscientes se habrán detenido por un momento a analizar lo que supone en España el sector turístico …? Parece que no, pues si lo hubieran hecho, pensar y analizar, hubieran visto que la terrible crisis generada entre 2008 y 2011 se pudo soslayar en buena medida por el impulso del turismo, principalmente, además de las exportaciones y la acción exterior de las empresas españolas.

En la estructura económica española el turismo viene a suponer entre el 12 / 13 por ciento del Producto Interior Bruto, PIB, al que hay que incorporar el empuje e incidencia que este tiene en otras actividades y profesiones. No puede obviarse que el sector es usuario de productos de consumo duradero de empaque que hacen trabajar a una buena parte de industrias en distintos lugares, empujando en producción, empleo y distribución, que dan forma a un proceso económico al que se suman diferentes profesiones, ya sean estas la publicidad, las organizaciones de eventos, los espectáculos y todo un ecosistema rolando, junto con asesores jurídicos, fiscales, gestores administrativos y por supuesto el sector de los seguros, vital para desarrollar con tranquilidad y seguridad la actividad turística.

No son los únicos, íntimamente ligado a la propia actividad están el transporte y las comunicaciones con todo lo que ello supone generando actividad, de la que además los indígenas se benefician, tanto por las infraestructuras que se impulsan, los servicios a disposición del común, turista o no, ¿y la enorme cantidad de capital invertido revertiendo impuestos, cotizaciones sociales, etc …?

En definitiva, hablamos de más de tres millones de empleados que tienen cara, nombre, familias y que no merecen la frivolidad a la que están siendo sometidos por parte de algunos «preocupaos».

No se han detenido a pensar con un mínimo de rigor todos esos socio conscientes y meapilas del buenísmo ahora tan preocupados por los efectos de aglomeración y molestias inherentes a la actividad, lo que esta supone en imagen de País con el impulso general que beneficia a todos y que sin el turismo no tendríamos.

¿Qué habría pasado en la crisis que generada en 2008 y ocultada hasta que revienta en 2011 si España no hubiera recibido por primera vez noventa millones de turistas extranjeros que revitalizaron una economía profundamente deprimida y que contribuyó a que fuera menos dolorosa?

¿Se han detenido a pensar las consecuencias que para España tendría una caída pronunciada de la actividad turística? ¿Cuáles serían entonces las alternativas a una actividad que genera más PIB que la agricultura, la pesca, la ganadería o la construcción, cuáles? Contentar a los apocalípticos ayatolás del decrecimiento empobrecedor o los exquisitos que protestan por unos inconvenientes naturales. Se prestará estos a explicar a quienes se quedarían sin empleo que ahora estamos todos muy cómodos y tranquilos sin esos molestos turistas.

Autor: Alfonso del Amo-Benaite. Consultor de Mercados & Marketing.

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