Cuando mi hijo Iván era chiquitín, después de cenar teníamos por costumbre ver una película de dibujos animados. Siempre teníamos que ver la que decía él. Y durante un tiempo siempre, siempre, veíamos una titulada EL GIGANTE DE HIERRO.
… Pero ¿Quién es el gigante de hierro?
El gigante de hierro es el especial y extraño protagonista de una maravillosa película animada que se estrenó en España el 17 de diciembre de 1999.
El gigante de hierro es un colosal robot metálico proveniente de algún lugar desconocido del espacio infinito, que tras caer al mar, se oculta en la oquedad para no ser descubierto pues -probablemente debido a un golpe que se ha dado en su cabezota- no logra recordar quién es, cuál es su origen y de dónde viene, ni el motivo real por el que está aquí.
Hogarth, un niño avispado y bastante independiente por ser el hijo de una joven mujer soltera que ha de dedicar muchas horas diarias a trabajar fuera de casa para sacarle adelante, pasa largo tiempo viendo la televisión. Por la noche, ya entrada la madrugada, y debido a un problema con la antena, el televisor sufre interferencias y no emite como debiera. Ante esto Hogarth decide salir a la calle para investigar lo ocurrido e intentar resolver el problema. Será entonces cuando descubrirá que, un gran hombre de metal, está a punto de perecer por estar sufriendo fuertes descargas de corriente eléctrica puesto que está pegado (literalmente) al vallado de alta tensión.
Raudo, el chico corta la corriente, salvando, por decirlo de un modo apropiado, la vida del gigante alienígena.
En agradecimiento, el gigante de hierro le ofrece su amistad.
Durante el período de tiempo en el que el niño y el extraterrestre van consolidando su relación amistosa los radares del país han detectado como un objeto, que ni es un meteorito ni un satélite, ha caído en nuestro mundo, el planeta Tierra.
También, con anterioridad, las autoridades gubernamentales recibieron una llamada de teléfono en la que se comunicaba haber sido visto caer del cielo un objeto volante no identificado que bien pudiera venir de Marte. La información es tomada como una amenaza por un malvado agente norteamericano, que no desistirá en el propósito de detectarla y controlarla; e incluso -si se diera el caso y fuera necesario- destruirla antes de que ella pueda destruir a la humanidad.
Para mantener a salvo al gigante, y que a su vez, pueda calmar su insaciable y voraz apetito, Hogarth solicita el favor a un buen amigo. Es el dueño de un gran desguace y realiza obras artísticas con la chatarra.
Cual maestro que enseña todas las lecciones a su aprendiz, Hogarth irá mostrando a su nuevo amigo cosas importantes. Entre otras, le enseñará la diferencia entre matar y morir; también a que sepa elegir qué o quién quiere ser.
Así, frases como: «no es malo morir, sino matar», «tú tienes alma, y las almas nunca mueren» o «tú decides quien quieres ser, tú eliges» calarán en lo más profundo del alma y corazón de un ser fabricado con hierro.
Y ese gigante de comportamiento infantil y espíritu divertido que no sabía hablar y se limitaba a imitar todos y cada uno de los movimientos de su amiguito, demostrará ser un inteligente alumno que aprende con suma rapidez.
Como casi todas las historias, la del gigante de hierro, tiene alegría y tristeza. Porque a veces te hará reír y otras te hará llorar. Asimismo tiene personajes que serán héroes, otros serán todo lo contrario: villanos.
Sin embargo, y como bien nos enseña esta esencial película, al final, cada uno siempre elige; y decide, por sí mismo, si quiere ser el personaje malo u optar por ser benevolente… Como por ejemplo, lo fue Supermán.
No quisiera poner el punto final a este artículo sin contar esta anécdota. Recientemente fui al cine con mi hijo. Ahora Iván es mayor, pero todavía se acuerda de «su gigante de hierro» y de lo feliz que le hizo siendo niño esta película de acción y aventuras cuya duración es de un par de horas.
Pero por fortuna lo hemos vuelto a ver en la gran pantalla. Y es que el gigante de hierro aparece en la película titulada Ready Player One.