El pasado sábado, los miembros del grupo @mipueblolimpio, acompañados de varios ciudadanos de Castro, 15 personas en total, hicieron una actividad de recogida de colillas en el centro de la localidad, desde el Paseo marítimo hasta Santa María. Su objetivo era visibilizar el problema ambiental que suponen las colillas que los fumadores tiran inconscientemente en el suelo. Los voluntarios se repartieron por la zona por parejas, y recogieron 4.700 colillas en tan solo una hora. Después las colocaron alrededor de una alcantarilla en la calle Ardigales formando la palabra «Castro» para intentar concienciar a quienes por allí pasaban.
Esta acción se enmarcó dentro del primer COLILLAS CHAGENGE, organizado por @quiquebolsitas e @inmaculadamusica, en el que también participaron muchos grupos de otros puntos de España. El objetivo es dar visibilidad a este residuo tan tóxico que está contaminando nuestros océanos y nuestros entornos naturales. Agradecen a todos los participantes, incluida la concejala de medioambiente, Virginia Losada, y a todos los ciudadanos que les vieron, les escucharon y les agradecieron la labor. Esperan haber conseguido que alguno de los que tenían por costumbre tirar las colillas al suelo deje de hacerlo a partir de ahora.
Las colillas que se depositan en el suelo van a parar a las alcantarillas, y de ahí directamente al mar. Cada colilla contamina 50 litros de agua dulce o 10 litros de agua salada, y tarda hasta 10 años en descomponerse, aunque las sustancias tóxicas que se quedan en el filtro (cadmio, arsénico, nicotina, amoniaco, alquitrán, mercurio, plomo, benceno, zinc, cobre, insecticidas, fungicidas, herbicidas, etc.) permanecen durante mucho más tiempo en el entorno, contaminándolo. El filtro es de un tipo de plástico, acetato de etilo, y cuando se degrada se convierte en microplásticos.