28 de julio, Día de las Instituciones de Cantabria
Animo a todos los cántabros a hacer un ejercicio de reflexión respondiendo a las siguientes preguntas, y a partir de ahí valorar si es necesario abrir o no el debate que planteo. ¿Eres capaz de poner cara y nombre al menos a 10 de los 35 diputados autonómicos actuales? ¿Cuántas veces los has visto trabajando por tu zona, siempre y cuando no sea a falta de dos semanas para las elecciones? Si ambas respuestas son negativas, algo falla, algo hay que cambiar. El 28 de julio festejamos en Cantabria el Día de las Instituciones, una celebración que sirve para conmemorar la constitución de la provincia de Cantabria tras el acuerdo que tomaron los representantes de los nueve valles y que se considera el origen de la moderna Comunidad Autónoma de Cantabria.
Ese espíritu de entonces, esa representatividad de cada zona, esa cercanía con los pueblos y sus vecinos, actualmente se ha perdido. Es necesario para ello abrir debates valientes, que conlleven la modificación del actual sistema, permitiendo así a los cántabros poder tener representantes más cercanos, más implicados en los problemas diarios de su zona. En definitiva, representantes más útiles.
Si hay un modelo que todos los vecinos valoran de manera muy positiva, vivan donde vivan, es el sistema municipal. Los vecinos aprecian la cercanía, el trato de tú a tú, la capacidad de escuchar para saber hacia donde dirigir las acciones de gobierno. Ese modelo que gusta, y lo más importante, que funciona, debe ser aplicado en nuestra región.
Los diputados que componen el Parlamento de Cantabria deben ser mucho más cercanos con la ciudadanía, ya que actualmente les separa un abismo. Hace falta apostar más por las alpargatas y menos por las corbatas. Para ello, la propuesta consiste en debatir sobre la posibilidad de que un porcentaje de los diputados regionales, sean elegidos por comarcas, con listas abiertas, lo que ayudará a acercar a la Asamblea Regional las necesidades reales de cada zona.
Un representante por comarca. El vecino marcará con una X al candidato que mejor considere que va a defender sus intereses, independientemente del color político que represente, ya que luchar por arreglar una carretera regional que une dos pueblos o generar nuevos carriles bici no es algo que entienda de izquierdas o derechas, sino de sentido común. Son debates siempre apagados por el miedo de los partidos políticos a la novedad, la incertidumbre de qué pasaría en unas elecciones. Pero lo que ocurriría es sencillo: los cántabros elegirían lo que creen que es mejor para su tierra.
Hay que apostar por un modelo cercano, mucho más útil para los cántabros, y aunque parezca muy moderno, no deja de retomar el origen de la constitución de nuestra tierra en el siglo XVIII. Estos son tiempos nuevos y toca hacer cosas diferentes que ayuden a los ciudadanos a ver la política y a sus representantes como la solución a sus problemas, y no como un problema en sí mismo.