El fiasco con los trenes de Feve diseñados demasiado grandes como para pasar por los túneles de Asturias, desvelado por EL COMERCIO, tiene dos derivadas. Primero está el error que supone que una empresa pública como Renfe licite un contrato de 273 millones sin que entregue al fabricante dimensiones válidas de las unidades que quiere que le hagan. Después está el problema organizativo, reglamentario y de gestión que implica que ese equívoco, descubierto hace ahora dos años, siga sin solución.
Con todo, y como viene subrayando el Ministerio de Transportes en las últimas horas, el problema se detectó en la fase de diseño de los trenes. Es decir, no se llegaron a montar esas unidades. El consuelo sabe a poco pero en Francia lo habrían dado por bueno. El país galo vivió en 2014 un fiasco cuyo origen es similar, pero sus consecuencias fueron peores.
La noticia la destapó entonces la revista satírica ‘ Le Canard Enchainé‘. La SNCF, esto es, la operadora pública francesa (su Renfe) había encargado 2.000 trenes regionales demasiado anchos para parte de los andenes de la red; tenían 10 centímetros más de lo permitido. El motivo es que RFF, la empresa pública que gestiona la infraestructura (su Adif), solo suministró datos de los andenes construidos en los 30 años anteriores, obviando la información sobre los que eran más vetustos. Las crónicas de la época cifran en 1.200 las estaciones donde los trenes, que ya estaban hechos, no podían entrar. El fiasco obligó a reformar todos esos andenes, con una factura millonaria.