25/11/2024

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Que la Casa Rosales en Mataleñas no tenga la misma suerte que el Teatro Pereda, el Cabildo, Corbanera o Cabo Menor

El Grupo Regionalista en el Ayuntamiento de Santander pedirá la puesta en valor y rehabilitación de la Casa Rosales y de la finca colindante, en Mataleñas. Una propuesta que llevarán a pleno vía moción y con la que pretenden se realice un concurso de ideas destinado a dar un fin adecuado al edificio, preferentemente cultural, y vinculado al patrimonio natural y paisajístico de la zona.

Los regionalistas defenderán que no vuelva a caer en la ruina otro edificio que forma parte de la historia de Santander y de Cantabria como lo fueron el teatro Pereda, la muralla Carlista de la Calle Alta, el Cabildo, el Castillo de Corbanera, o la batería de Cabo Menor, destruidos por la “desidia” y la “dejadez” de los sucesivos gobiernos municipales.

El portavoz regionalista, José María Fuentes-Pila, explicó que la intervención que plantean pasaría por el estudio del estado del inmueble, su rehabilitación y su puesta en valor tanto histórica, como natural-paisajística y cultural, una recuperación que pueda generar unas sinergias transformadoras de la zona aumentando el ya enorme valor natural y paisajístico de la zona y permitiendo recuperar una parte de la memoria de la ciudad. “Este grupo está comprometido con la conservación del patrimonio de la ciudad, de ese patrimonio que la hace única, que configura su idiosincrasia y que es resultado de una época, de un pensamiento, y de una forma de entender la ciudad”, incidió.

Finca Rosales-Mataleña

Ubicada en la actual avenida del Faro número 22, la finca Mataleña, es un ejemplo evidente de deterioro del patrimonio material del ayuntamiento, de la propia memoria de la ciudad. Una construcción que data de 1933, cuando el director de la Compañía general de Tabacos de Filipinas presentó ante el Ayuntamiento de Santander una solicitud para construir una casa de campo u hotel para la familia.
Más tarde la propia historia hizo que, entre otras cosas, fuera incautada por el Consejo Interprovincial de Santander, Palencia y Burgos, para instalar allí al Gobierno Vasco tras la caída de Bilbao. Esta imponente casona conocida como “El Bohío”, “de Rosales”, “La filipina” o simplemente de “Las hiedras” fue una casa de gran empaque construida por Don Valentín Ramón Lavín Casalís (Santander, Cantabria, 1863 – ibidem, 1939). Un arquitecto y urbanista que dejó una importante impronta en la ciudad con obras tan emblemáticas como el edificio de Bomberos Voluntarios, la propuesta de ampliación de la ciudad hacia el Sardinero, Quinta los Pinares o Casa Santos… y hermano de Fernando Lavín Casalís, quien fue alcalde de Santander desde 1892 hasta 1893. La casona consta de dos cuerpos unidos por otro de enlace y con dos plantas generales, más una de ático para las habitaciones de la servidumbre y otra de sótano para la caldera de calefacción y lavaderos, planta baja, hall comedor, despacho, tocadores, dormitorios, sala de costura… en total casi mil metros cuadrados de casa.

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