El error más importante de esta pandemia «es que no hay profesionales sanitarios cualificados informando a la población española«. El doctor y catedrático jubilado Ángel Martín de Francisco es especialista en Nefrología y catedrático de Medicina jubilado. En la actualidad, junto con otros compañeros, dirige la publicación electrónica de acceso libre en lengua española llamada Nefrología al Día, que se actualiza constantemente por más de 400 colaboradores y alcanza unas 25.000 entradas internacionales diarias y cerca de ocho millones anuales. Asimismo, dirige el grupo de trabajo de la Sociedad Española de Nefrología sobre Onconefrología y es asesor de la Junta Directiva de este colectivo, del que fue presidente de 2002 a 2008. Además, es un estudioso de la pandemia como consecuencia de la afectación renal en la infección del Sars Cov 2, lo que le ha llevado a redactar multitud de artículos y varios capítulos en libros sobre fisiopatología, fracaso renal agudo y prevención de daño renal en el Covid (ver Coronavirus en https://nefrologiaaldia.org/); a formar parte del Comité Ejecutivo del grupo KDIGO que redacta las guías internacionales de enfermedad renal; a participar en la redacción de las guías sobre Enfermedad Renal Crónica y a escribir sobre la vacunación en pacientes renales, lo que le permitió contactar con Anthony Fauci, asesor médico jefe del presidente de los EEUU, con quien ha participado en alguna reunión online sobre vacunas contra el Sars Cov 2 en pacientes renales.
Si analizamos los datos de Covid-19 desde hace casi dos años a hoy la realidad, ¿ha cambiado tanto como parece? Es algo muy evidente. Los primeros trabajos publicados sobre las vacunas mRNA en el New England Journal of Medicine ya demostraron que protegían un 95% de la enfermedad moderada severa que era el objetivo primario del estudio. No que protegieran de la infección pues no son vacunas esterilizantes del tracto nasofaríngeo. Y así se ha visto a medida que ha ido avanzando la vacunación.
No obstante, la aparición en Sudáfrica de la variante ómicron con 32 mutaciones en su proteína del pico, que es la diana donde atacan los anticuerpos que hemos fabricado con las vacunas o con la enfermedad, parecía que podría complicar la pandemia. En cierta forma ha sido así, pues su número reproductivo R ha llegado hasta 1.8, es decir, altísimamente contagiosa ocasionando una sexta oleada de crecimiento exponencial. Si bien parece que esta variante es menos agresiva, ha sobrecargado nuestros servicios sanitarios, pero afortunadamente la vacunación, de la tercera dosis especialmente, nos ha protegido ampliamente de enfermedad moderada severa, de ingresos hospitalarios y de muertes. Nada que ver con la primera ola sin vacunas.
¿Cree que estamos en el principio del fin? Es algo muy difícil de predecir y los científicos mundiales, virólogos, epidemiólogos y especialistas en infecciosas no tienen una idea uniforme, así que la opinión que yo pueda tener no tiene relevancia alguna. El virus ha mutado lo suficiente como para escapar de las defensas inmunitarias de primera línea, específicamente los anticuerpos, y por eso vemos las infecciones en personas vacunadas. Sólo lo sabremos cuando conozcamos en el tiempo la duración de las respuestas inmunitarias de los individuos incluidas la de las células T. Es cierto que la variante ómicron agregará mucha más inmunidad a nuestra población y, además, hay estudios que sugieren que los anticuerpos neutralizantes producidos por la infección por ómicron siguen siendo efectivos contra la variante Delta, lo que reduce el riesgo de infecciones Delta con el tiempo. Soy optimista y siento que con la tercera dosis (y la cuarta para los inmunosuprimidos), los antivirales orales (Paxlovid de Pfizer especialmente), la inmunización generada por ómicron y la progresiva vacunación mundial estaremos cerca del final. Aparecerán vacunas en spray nasal esterilizantes así como vacunas combinadas y pronto la pandemia se hará endémica de manera que el coronavirus será uno más de los virus estacionales de invierno, junto al VSR y la gripe.
¿Piensa que lo acabaremos pasando todos? Una gran mayoría. Supongo que el COVID se eliminará de algunos países, pero con un riesgo contínuo (y tal vez estacional) de reintroducción en lugares donde la cobertura de vacunas y las medidas de salud pública no han sido lo suficientemente buenas. Los científicos consideran esto posible porque así es como se comportan los cuatro coronavirus endémicos. Al menos tres de estos virus probablemente han estado circulando en poblaciones humanas durante cientos de años; dos de ellos son responsables de aproximadamente el 15% de las infecciones respiratorias. La mayoría de los niños contraen estos virus por primera vez antes de los 6 años y desarrollan inmunidad contra ellos. Esa defensa se desvanece con bastante rapidez, por lo que no es suficiente para bloquear por completo la reinfección, pero parece proteger a los adultos de enfermarse.
Hasta ahora no está claro si la inmunidad al SARS-CoV-2 se comportará de la misma manera. Varios estudios de personas que han tenido COVID-19 evidencian que sus niveles de anticuerpos neutralizantes, que ayudan a bloquear la reinfección, comienzan a disminuir después de alrededor de seis a ocho meses. Pero sus cuerpos también producen células B de memoria, que pueden fabricar anticuerpos si surge una nueva infección, y células T que pueden eliminar las células infectadas por el virus.
Si hablamos de las tres dudas más usuales en estos momentos de los que tienen covid en la actualidad, ¿cuáles son? La más consultada es la interpretación de los test de antígenos y la PCR. Un test de antígeno positivo está claro, si se han seguido correctamente las instrucciones, el paciente está infectado. Pero un antígeno negativo solo significa que es probable que no esté infectado pues quizás no tenga la carga viral suficiente. Los primeros días tras la infección y los últimos la carga viral es baja y el test no detecta el virus. Pues bien, hay situaciones de antígeno negativo y ese mismo día PCR positiva que generan dudas. No se ha explicado bien que la PCR es muchísimo más sensible ni tampoco que los resultados dependen del momento del contagio, y del número de ciclos ya que por encima de un número determinado la prueba debe ser informada como negativa.
Otras dudas son PCR o Antígeno positivo más allá de 10 días en personas asintomáticas. Ambos test detectan ácidos nucleicos y no replicación viral así que significa persistencia de residuos virales que no indican necesariamente transmisión de enfermedad.
Pero lo más importante en este momento es aclarar las dudas de la situación en la que nos encontramos para relajar la tensión social de esta enfermedad, que en la actualidad es diferente con ómicron. Estamos inmunizados por haber pasado la enfermedad y también por la vacunación. Vamos a dejar tanto aislamiento y cuarentenas, eduquemos a la población para su autocuidado y cambiemos la vigilancia epidemiológica de suerte que nos podamos ocupar de las personas vulnerables y de las que tienen otras enfermedades.
¿Cuáles son los errores más comunes que cometemos en la actualidad para que los infectados aumenten tanto? Nunca en la historia conocida ha existido un virus que se transmita por personas asintomáticas y a esa velocidad como el ómicron, así que antes de buscar culpables de errores hay que saber que es una situación muy complicada. La mayor parte de las personas han seguido los consejos de vacunación, muchos se han hecho antígenos antes de la cena de Navidad, circulan con mascarillas, se sientan en terrazas y saben la distancia y la importancia de la ventilación. Hay excepciones importantes por supuesto pero las normas no les impiden reunirse en Peña Herbosa o en la calle Preciados. Y por otra parte nadie es responsable de convivir en un piso pequeño con numerosos familiares a su cargo como ocurre en muchos hogares. Hemos tenido errores muy serios y conocer la historia es necesario para no repetirlos. Es suficientemente conocida la gravedad de lo que ocurrió durante la primera ola en la que murieron compañeros y muchos miles de españoles por un inmenso error, digamos con suavidad incomprensible, pese a las múltiples reiteradas advertencias epidemiológicas de Italia y de las autoridades europeas. Y en la actualidad hay dos importantes errores. El primero es que las vacunas mRNA son de tres dosis. Los vacunados con dos dosis no están defendidos de ómicron y la tercera dosis o booster debería ya haber sido administrada ya a la totalidad de los mayores de 18 años lo que hubiera corregido esta ola ómicron.
Pero el error más importante es que no hay profesionales sanitarios cualificados informando a la población española. El ejemplo es EEUU donde cada viernes desde hace dos años, hay una conferencia White House Covid Response Team Hold Briefing en la que, sin limitación de preguntas a los informadores especializados, responden el director del Instituto Nacional de Alergia y Enfermedades Infecciosas Dr Anthony Fauci y la Dra Rochell Valensky directora del Center of Disease Control (CDC). Otro mundo
¿Cómo ve el futuro de la pandemia a corto plazo? A finales de enero alcanzaremos el pico de contagios y volveremos a cifras tolerables a principios de marzo.
Y si hablamos de profesionales sanitarios en general y de médicos en particular, ¿cree que el agotamiento les va a pasar factura? Sin duda. Ahora se enfrentan a bajas en sus plantillas, exceso de demanda que altera la atención a pacientes con otras enfermedades y sobrecarga administrativa por tramitar las bajas laborales. La profesión sanitaria es ejemplar en España y su entrega en todas las instituciones es una permanente demostración y esperanza de conseguir un país científicamente óptimo, solidario, unido, y en paz. Pero la Sanidad es un servicio público que debería ser gestionado por los más capacitados y con más experiencia, que conozcan muy bien la maquinaria del trabajo de la salud. Es cierto que hay algunos con estas características, pero no son suficientes. Sanidad, un Ministerio menor y hueco, donde colocan a cualquiera que encaje en el puzle, precisa de una acción política de liderazgo nacional que refuerce económicamente con personal e instituciones la Atención Primaria, que apueste por la creación de ciencia y patentes, con un programa de formación independiente y con unos salarios adecuados a las exigencias de titulación y esfuerzo permanente.
Para terminar, se nota que está muy interesado en informarse y estar al día sobre el Covid-19 y sus efectos y que ha estudiado la pandemia desde su llegada, ¿qué le ha llevado a ser un estudioso del virus? La jubilación en la Medicina pública es una decisión de la Administración que no coincide con las capacidades e inquietudes de cada médico. Toda una vida estudiando, publicando, dando clases en la Universidad y a postgraduados, trabajando en instituciones europeas e internacionales, si estás física y mentalmente bien, no puede borrarse por una baja administrativa. Toda la inquietud por el conocimiento está intacta, o mejor dicho, es aún mayor. Has acumulado conocimiento, idiomas, contactos, experiencia …
Y llega el Covid, una enfermedad con afectación renal de la que no se sabe nada. Y tú estás sediento de conocimiento, tienes tiempo para conectarte con los primeros investigadores chinos e italianos, luego con los ingleses, alemanes y americanos; toda la bibliografía mundial está abierta para no suscriptores y hay que cubrir la información para los especialistas en Nefrología. Y ahí empieza el camino hasta hoy. Es sólo un trabajo educativo y modesto, lejos del nivel de los grandes especialistas activos, más concretamente en inmunología e infecciosas. Muy satisfecho por poder además informar en los medios a la población con palabras sencillas. Ser médico es un privilegio y hay que devolver siempre a nuestra sociedad la generosidad que nos ha permitido serlo.
Fuente: Colegio de Médicos de Cantabria.