La Guardia Civil está de celebración: cumple ciento setenta y cinco años al servicio de los ciudadanos.
A lo largo de su historia son muchas anécdotas y experiencias vividas por los componentes de este cuerpo de seguridad del Estado. En esta obra se narran algunas de ellas.
Don Quijote y Sancho Cabalgan de nuevo embutidos en sus uniformes verde oliva.
También ellos han querido sumarse al festejo del 175 aniversario de la fundación de la Guardia Civil. El lector debe esbozar una sonrisa en el momento mismo de empezar su andaura con ellos, e incluso tener preparada alguna carcajada.
Nuevamente los dos inseparables aventureros van a encontrase con los gitanos, con los automovilistas, con los curas, los frescos y los despitados… Un relato jugoso y refrescante de una cara de la realidad con gesto risueño.
DATOS HISTÓRICOS
El 28 de marzo de 1844 se produjo el momento histórico de la creación oficial del Cuerpo de la Guardia Civil. El Real Decreto del momento creó un “cuerpo especial de fuerza armada de Infantería y Caballería”, bajo la dependencia del Ministerio de la Gobernación y con “la denominación de Guardias Civiles”. La situación de guerrillas populares que había en la España de la tercera década del siglo XIX hacía que la inseguridad ciudadana fuera una tónica dominante. Y tiene su explicación. La expulsión del ejército napoleónico de las tierras españolas se produjo con un protagonismo del pueblo sin precedentes, pero esa situación llegó a poner en peligro la gobernabilidad de la propia nación.
CON LA DÉCADA MODERADA
Isabel II accedió al trono adelantándose a su mayoría de edad. Era noviembre de 1843 y mostró desde un principio su preferencia por los moderados, dejando fuera del juego político al partido progresista. Bajo un gabinete presidido por el General Narváez se tomó la decisión de crear una fuerza armada encargada de aplicar la ley y orden esencialmente en el medio rural. Como medida complementaria se suprimió la Milicia Nacional.
Con la dirección de Francisco Javier Girón y Ezpeleta, II Duque de Ahumada, se puso en marcha el cuerpo. La organización del nuevo orga- nismo lo hizo depender “del Ministerio de la Guerra en lo concerniente a su organización, personal, disciplina, material y percibo de sus haberes, y del Ministerio de la Gobernación en lo relativo a su servicio peculiar y su movimiento.” Inicialmente se compondrían de 14 jefes, 232 oficiales y 5769 guardias repartidos en 14 Tercios.
LLEGA LA BENEMÉRITA
El apelativo de Cuerpo de la Benemérita como la conocemos hoy día, es obra en parte de un militar gallego que falleció en Valladolid y que fue procesado post mortem. A la Guardia Civil se la concedió la Gran Cruz de la Orden civil de Beneficencia, con distintivo negro y blanco, al Instituto de la Guardia Civil (1929), por los innumerables actos y servicios abnegados, humanitarios y heroicos de sus miembros. En aquel momento histórico el vicepresidente del Gobierno es Severino Martínez Anido que nació en El Ferrol, coetáneo en el tiempo con Francisco Franco y muerto en circunstancias nada claras, una Nochebuena de 1938.