12/01/2025

nada personal, solo información

Cantabria ha respondido con un 10 a la mayor reunión política de España

«La Conferencia de Presidentes es el instrumento político más importante de cuantos se desarrollan en un año natural en España»

Con puntualidad británica se han desarrollado los diferentes actos guionizados previamente en puntos como el Palacio de Congresos y Exposiciones de Santander y la península de La Magdalena, tanto en Caballerizas como en el Palacio en sí mismo. La Conferencia de Presidentes de Comunidades Autónomas es el instrumento político más importante de cuantos se desarrollan en un año natural en España. En un mismo día, en pocas horas y en un mismo espacio reducido se dan cita las primeras autoridades de la nación. Desde el Jefe del Estado, el presidente del Gobierno, la presidenta del Congreso de los Diputados, el presidente del Senado, así como los presidentes de todas las Comunidades Autónomas y las ciudades autónomas de Ceuta y Melilla. Santander, ha contado además con la presencia de los titulares de siete carteras ministeriales: El ministro de Política Territorial y Memoria Democrática, Ángel Víctor Torres; tres vicepresidentas, María Jesús Montero, Yolanda Díaz y Sara Aagesen; la ministra de Vivienda y Agenda Urbana, Isabel Rodríguez; la ministra de Sanidad, Mónica López, y la ministra de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones, Elma Sáiz.

Sin ningún género de duda que reunir en un mismo punto que no sea Madrid es un éxito y la empatía que posee Cantabria en el resto del Estado es uno de los factores determinantes. Y ha respondido con nota muy alta. Tanto el Ayuntamiento de Santander, como el Gobierno de Cantabria, la Delegación del Gobierno de España en Cantabria y la Secretaría de Estado de Comunicación culpa tienen, cada uno en su parcela, de este éxito compartido. Éxito que agradece la sociedad de Santander y de Cantabria por lo que supone este buen hacer grupal. No se han conseguido acuerdos, no ha habido decisiones de las que importan a la ciudadanía, es decir, había expectativas a las 09.00 h. de llegar a acuerdos, pero a las 17.00h., ‘manos vacías’, como han manifestado la presidenta de Cantabria y otros presidentes y presidentas.

En el estamento militar el distintivo rojo se otorga a aquellas personas que, con valor, hayan realizado acciones, hechos o servicios eficaces en el transcurso de un conflicto. Sin conato verbal alguno en el desarrollo de la conferencia de La Magdalena, no es menos cierto, que casos como el de Koldo, Aldama, Ábalos, Juan Lobato o el del letrado Alberto González Amador, han sobrevolado por las vistosas almenas de palacio. Y esos aditivos no han llegado a ras de suelo, por lo que en méritos a repartir, la presidenta receptora alguno tendrá y tiene. Ha sabido recibir, mantener y despejar cualquier tipo de duda sobre la región que preside. «No tengan ninguna duda de que haré lo posible para que el Gobierno nos atienda y nos trate como merecemos», ha cerrado en el atril la presidenta de Cantabria, quien ha merecido un ‘Felicidades’ con distintivo rojo por haber conseguido firmar una Conferencia de Presidentes de 10.

Por último, esta Conferencia de Presidentes que se ha realizado con el lema ‘Tots a una’ con el guiño incluido a Valencia con la señera valenciana por la DANA, ha cumplido 20 años. Allá por abril de 2004, el leonés José Luis Rodríguez Zapatero la puso en marcha en su debate de Investidura, aunque recogió un guante que este año 2024 ha cumplido su 30 aniversario. Bajo la presidencia en la cámara alta del senador nacido en Bilbao, con embarcación atracada habitualmente en Santoña, Juan José Laborda Martín, se escuchó por primera vez un germen de lo que hoy es una realidad.  Era septiembre de 1994 y la cámara se encontró ante una propuesta inédita. En aquel entonces el presidente popular de Castilla y León, natural de El Burgo de Osma, Juan José Lucas Giménez, propuso poner en marcha un Debate sobre el Estado de las Autonomías en la Comisión General de las Comunidades Autónomas, órgano creado tras la reforma del Reglamento de la Cámara Alta. Y es que la historia se escribe así. 

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