«Estamos asistiendo al progresivo desmoronamiento de un partido sin alma»
En los últimos días hemos asistido a la ruptura del grupo de VOX en el parlamento de Cantabria. Lejos de ser únicamente un problema de egos mal gestionado (que también) yo creo que es resultado de algo más profundo, en realidad, dista mucho de ser un caso aislado y sin importancia, es un reflejo de la lógica descomposición interna del partido.
Lo único que justifica la existencia de las diferentes opciones políticas en una democracia madura es la defensa de un ideario que guie sus acciones con el fin de buscar el bien común. Sin ello, sin una ideología que guie su actividad, no tiene ningún sentido la existencia de una opción política. Y en VOX, exactamente igual que ocurriera antes en Ciudadanos, hace tiempo ya que decidieron prescindir de la ideología y al igual que a Ciudadanos sospecho que ello les conducirá también a la desaparición.
No hace tanto, hubo un tiempo en el que en VOX militaba y era dirigido por personas que, equivocada o acertadamente, defendían una ideología, que creían en un modelo de sociedad y eso fue, sin ninguna duda, lo que les dio fuerza para poner en pie el partido y persistir aun cuando no se vieran resultados en el corto plazo.
El problema, en mi opinión, es que en la cúpula ven al partido como un modelo de promoción personal (a ser posible cobrando) y nunca creyeron en nada, con lo cual, una vez que tuvieron el proyecto consolidado territorialmente, dejaron de hacerles falta aquellos idealistas que luchaban por ello a cambio de nada.
No sólo es que no hicieran falta; es que además alguien que actúa movido por un ideal puede llegar a ser un estorbo, no sea que no vaya a estar de acuerdo con según que enjuagues, y claro, el que se acerca a la política a aportar lo que pueda sin buscar ningún beneficio es muy difícil de manipular.
Así, poco antes del inicio de la anterior legislatura el partido verde decidió acometer una reestructuración a fondo en toda España, y aquí, en Cantabria les sobraba el equipo de Igor Aguilera, a quien apartaron sin ningún miramiento al tiempo que aterrizaba en el partido Cristóbal Palacio, recibido con los brazos abiertos por Armando Blanco inmediatamente después de traicionar a Igor y que parece que ahora, tras la caída en desgracia de Cristóbal, inicia acercamientos a Leticia Díaz. En fin, hay personas que son como el corcho, siempre flotan.
En definitiva, que los árboles no nos impidan ver el bosque. Estamos asistiendo al progresivo desmoronamiento de un partido sin alma (quizá nunca la tuvo), un partido que continuará su lenta agonía hasta que la falta de puestos remunerados ocasione su desaparición, a imagen y semejanza de lo ocurrido en Ciudadanos.
Autor: Juan Ramón Carrancio /