«Sufrirán los socialistas por frustración … sufrirán los populares por ñoñería»
Lo que los bien pensantes socialistas de todos los partidos llaman extrema derecha no se basa en ningún presupuesto ideológico ni en unos principios. Y mucho menos en la Constitución. La fuerza política de lo que el socialismo llama extrema derecha es la más escrupulosamente constitucional de todo el arco parlamentario: No olvida a las víctimas del terrorismo por comodidad, táctica o cálculo, sigue pidiendo memoria, dignidad y justicia, denuncia a los herederos de ETA mientras el socialismo deja que les redacte las leyes, pide un Consejo General del Poder Judicial elegido por los jueces y no por los políticos como han estado haciendo hasta ahora socialistas y populares, defiende la presunción de inocencia no para proteger a los hombres contra las mujeres, qué ridiculez, si no para respetar el mandato constitucional y defender la dignidad humana, no se somete al catastrofismo incomprobable del cambio climático que arrasa nuestra agricultura y ganadería, defiende la bajada de impuestos como algo lógico para la protección de nuestras clases medias, rechaza la legislación contra la industria alimentaria, esa que ha permitido acceder a todo tipo de alimentos a las clases más humildes a lo largo de su evolución en el siglo XX, apoya la energía nuclear para hacer real la soberanía energética y no depender de Rusia o el Islam… al fin defiende la Constitución como el Gran Pacto de la Transición entre las dos Españas para curar las heridas de la Historia y construir España juntos.
Hasta la aparición de ese movimiento político distinto y valiente se había deconstruído ideológicamente la derecha durante varias décadas. La izquierda iba imponiendo su agenda y la derecha oficial se limitaba a someterse poco después a cada una de sus leyes. Nunca se revisaba lo que la izquierda iba incrustando en el BOE y en la sociedad durante sus mandatos. Ahora ya no será así.
Otra derecha ha llegado para revertir esa viciosa y viciada tendencia, una fuerza que no da golpes de Estado ni se asocia con golpistas, que no incumple sentencias del Supremo, que no tiene condenas por malversación ni por otros delitos económicos, que no tiene relación con crímenes ni asesinatos políticos ni con la corrupción en la que han acabado sucesivamente los gobiernos socialistas y populares.
Hubo fuerzas que emergieron casi al tiempo para imantar el descontento social con los políticos, Ciudadanos y Podemos, hoy en los márgenes de la vida social a pesar de haber contado con un apoyo mediático desbordante, entusiasta, interesadísimo y muchas veces empalagoso. Esta derecha nueva no ha tenido esa suerte (?). Todo han sido ataques, zancadillas, descalificaciones, amenazas, actos de violencia incluso físicos contra sus representantes (más que contra ninguna otra fuerza política). Y a pesar de ello ahí sigue firme y con un creciente y sostenido apoyo ciudadano.
Esa Nueva Derecha no quiere que el gobierno vigile a la prensa como en las dictaduras caribeñas, es europeísta porque no entiende Europa sin España, nadie que conozca un poco la historia puede entender Europa sin España, lo que no impide que se resista al programa intervencionista, insano y burocrático de socialistas y populares en Bruselas, defiende el siempre agredido Estado de Israel porque es justo y también es consciente de la necesidad de su existencia en interés del mundo civilizado que conocemos, es liberal en lo económico porque la libertad siempre trae crecimiento y el crecimiento saca de la pobreza a cada vez más personas, es conservador en políticas de familia, de educación y en la reivindicación y respeto a la nación porque defender familia, educación y nación siempre ha supuesto el avance y engrandecimiento de los pueblos que lo hacen.
Mucho van a sufrir los socialistas de todos los partidos cuan sigan viendo el progreso de la Nueva Derecha Española, un movimiento social que poco a poco crece sin descanso, más despacio de lo que nos gustaría pero sin desmayo. Sufrirán los socialistas por frustración y porque por primera vez se encuentran con quien les combate democráticamente y no tienen esa costumbre, sufrirán los populares por ñoñería, cómodos en el miedo, sienten que les están quitando su queso, ese del que viven injusta e incomprensiblemente desde hace décadas para solamente administrar la decadencia.
Entre los aspavientos de Montero, los trucos circenses y amorales de Sánchez y los orgasmos políticos de González Pons cuando le hablan de Junts o de Borja Semper cuando repite los mantras de la izquierda como propios, entre todos esos ectoplasmas políticos surge la voz firme, la palabra honrada, el combate pacífico diario de una referencia para todos, Santiago Abascal. Solo nos queda Vox. De extrema necesidad.
Autor: Javier Soler-Espiauba Gallo / Profesor de Educación Física.