«No puede ir como un cohete una economía que ha sustentado su crecimiento sobre endeudamiento y gasto público impidiendo que la inversión privada»
El Señor Presidente del Gobierno con el desahogo propio de tiempos de campaña electoral manifestó en un acto organizado por un medio de clara tendencia gubernamental que la economía española marchaba como un cohete. Bueno, ¿se trata de una exageración propia del momento o de una puñetera mentira?
Cogida así en crudo y sin anestesia, la manifestación presidencial obliga a un repaso con los tozudos datos que dicen otra cosa sobre la situación real de la economía en nuestra Nación, con lo cual vemos que dato mata relato.
La cruda realidad es que no se puede decir sin faltar a la verdad que la economía española marcha como un cohete cuando nuestro nivel de convergencia con la Unión Europea está en el 89% habiendo caído en los últimos años desde un 98%, lo que nos lleva a ser superados en estos momentos por economías que ninguno se atrevería a calificar como plenamente desarrolladas, casos de Malta, Chipre, Eslovenia, Chequia o Lituania, pero lo cierto y verdad es que por mucho que duela estamos más cerca de los países pobres de la UE, aquellos con un PIB per capita en paridad de poder de compra inferior al 90% de la media de la Unión.
Desde luego no puede ir como un cohete una economía que ha sustentado su crecimiento sobre endeudamiento y gasto público impidiendo que la inversión privada pueda desarrollarse en ámbitos productivos, pues una deuda del 109 % del PIB, 30 puntos por encima de la media de la UE, con un déficit público asentado en un cruel 3,7 que como consumidor de recursos encarece las posibilidades de inversión privada haciendo caer la actividad productiva real, la única que empuja el crecimiento constante, pues entre 2019 y el pasado 2023 la Unión Europea creció el 3,93 mientras que España lo hizo un magro 2,48.
A esta deuda llegará el momento de su devolución y aquí entonces se sabrá lo que supone la austeridad, mientras que los que hasta ahora aplauden con las orejas el tumoral gasto público se manifestarán contra las consecuencias provocadas por unas políticas que ellos mismo jalearon.
El cohete del empleo tampoco da muestras de carburar, no se puede presumir de crear empleo con cerca de tres millones de desempleados y la mayor tasa de paro juvenil del mundo civilizado, con una tasa de actividad cinco puntos por debajo de la media europea. En materia de empleo nos hemos encontrado que en el primer trimestre del presente año las horas trabajadas han descendido un 0,3 % como consecuencia del descenso de 199.700 personas con trabajo a tiempos completo, situación esta del trabajo que obliga a que más de ochocientos mil trabajadores se vean empujados al pluriempleo. No les alcanza el dinero …
Ignoro qué tipo de cohete será el que se ha instalado en el sector industrial, sector que tradicionalmente ha ofrecido salarios mejores, mayor estabilidad en el empleo y rendimiento de valor añadido superior, pero el sector de los bienes de equipo experimenta una caída del -1,4 en tasa anual, al tiempo que las exportaciones de bienes industriales llevan declinando constantemente, lo cual unido a una dependencia energética exterior del 74 % coloca a la Nación en una situación de vulnerabilidad incontrolable ante los vaivenes geoestratégicos.
Todo ello dentro de una Unión Europea cada vez más envejecida que gasta el 50 % del gasto mundial en sanidad, pensiones y atención social. Todo ello insostenible en este páramo demográfico.
Al final cabe pensar que el cohete del que habla el Señor Presidente del Gobierno debe ser como el de aquella película de Tony Leblanc, en donde unos vecinos de la pintoresca Minglanillas deciden construir uno en el taller del herrero del pueblo con la intención de llegar hasta la luna.
Autor: Alfonso del Amo-Benaite. Consultor de Mercados & Marketing.