Tras la concesión del título por parte de los Reyes Católicos en 1475, el Castillo se convierte en la sede del Marquesado de Argüeso
Sobre un cerro, y custodiando el camino que unía la costa con Castilla a través del Valle de Saja, se encuentra el Castillo de San Vicente, en Argüeso, dentro del término municipal de la Hermandad de Campoo de Suso (Sur de Cantabria, España). Se trata de una fortificación medieval de carácter militar y de estilo gótico, que representa el más destacado y antiguo ejemplo de castillo roqueño de Cantabria.
Declarado Bien de Interés Cultural en el año 1983, se encuentra en lo alto de una loma, fácilmente visible desde la carretera de acceso desde Paracuelles (siguiendo la CA-183, carretera que une Reinosa con la estación de esquí de Alto Campoo). En este pequeño cerro del pueblo de Argüeso, hubo con anterioridad al castillo una ermita bajo la advocación de San Vicente mártir (S.IX), de la que tomará su nombre el castillo, y cuyos restos aún son visibles en la base de la Torre del Homenaje; la necrópolis altomedieval (siglos IX -X), asociada a esta pequeña iglesia, se encuentra en el patio de armas del castillo, y está formada por varias tumbas de lajas orientadas hacia el este, según las costumbres religiosas de la época.
Será en los siglos XIII y XIV cuando se inicie la construcción de las torres del castillo, sobre la antigua ermita de San Vicente. Éstas presentan puertas situadas en altura, a modo defensivo, y ventanas con arcos trilobulados, con sillería tanto en vanos como en esquinas. El cuerpo central que une ambas torres, ya del siglo XV, consta de arcos ojivales, ventanas conopiales y matacanes cuya finalidad era defender los puntos más débiles del castillo: sus puertas.
El Castillo de Argüeso fue el emblema y la fortaleza del señorío de la casa de La Vega- Mendoza en las tierras altas de Campoo. Doña Leonor de la Vega, «la leona de Castilla», habitó el castillo al menos temporalmente, defendiéndolo por querellas de herencias contra los Manrique de Lara; su hijo, Íñigo López de Mendoza, noble y literato autor de las famosas «Serranillas», fue desde el principio un miembro de la alta nobleza castellana como heredero de los linajes de la Vega, radicado en Asturias de Santillana, y de los Mendoza, con extensas posesiones en Castilla. A su muerte en 1455, las tierras de Argüeso como las de Santillana pasarán a su primogénito, Diego Hurtado de Mendoza, que alcanzará el título de I Duque del Infantado, además de II Marqués de Santillana y, ahora también, I Marqués de Argüeso.
Tras la concesión del título por parte de los Reyes Católicos en 1475, el Castillo se convierte en la sede del Marquesado de Argüeso: centro jurisdiccional y administrativo de la zona, desde donde se llevaba a cabo la recaudación de los tributos a todos los vasallos de behetría que la familia Mendoza poseía en estas tierras, y desde donde también se administraba justicia. El último dueño de la dinastía Mendoza, Mariano Téllez Girón, XV duque del infantado y XV marqués de Argüeso, venderá el castillo en 1869 a particulares. Posiblemente es en este momento cuando el castillo se abandona a su suerte, comenzando el imparable proceso de deterioro que lo convertirá en la ruina que muchos conocimos. Su última propietaria, Teresa Rábago García, lo cederá en 1962 al ayuntamiento de la Hermandad de Campoo de Suso con la condición de que el castillo sea restaurado.
Declarado Bien de Interés Cultural (BIC) en el año 1983, las labores de rehabilitación darán comienzo, gracias a la colaboración del Gobierno de Cantabria, en el año 1988, prolongándose durante 11 años con diferentes fases activas
Restaurado por el Gobierno de Cantabria y el Ayuntamiento de la Hermandad de Campoo de Suso (siendo este municipio el propietario de la fortaleza) en 1988, el Castillo de Argüeso, abre sus puertas a las visitas en agosto de 1999. Desde entonces, miles de visitantes han pasado por sus estancias, admirando el cuidadoso trabajo de rehabilitación llevado a cabo y participando de las actividades que se organizan, ya que funciona como centro cultural que acoge exposiciones temporales, conciertos, jornadas de recreación histórica, bodas civiles, cursos…