Padres con hijos, con edades comprendidas entre los 2 y los 5 años, han descubierto en Piélagos la importancia del juego no sólo en el desarrollo de habilidades sino también en la formación del apego seguro de los más pequeños. Lo han hecho, a través de los Talleres de juego en familia que el Ayuntamiento de Piélagos ha desarrollado este mes de diciembre en las localidades de Renedo, Liencres y Arce, a través del Plan Corresponsables del Ministerio de Igualdad del Gobierno de España, que promueve el reparto equilibrado de las tareas domésticas y de las responsabilidades familiares.
La concejala de Educación, Igualdad, Bienestar Social y Familia, Carmen Bedoya, ha reiterado el compromiso del Consistorio con la paternidad consciente, debido no sólo a la influencia positiva que los padres tienen en sus hijos sino también a la necesidad de compartir responsabilidades para lograr un desarrollo integral, más equitativo y justo.
¿Qué aprendemos jugando?
Por su parte, Carla Carrera, psicóloga del Centro Interdisciplinar de Psicología y Salud (CIPSA), encargado de impartir los talleres, ha explicado que, aunque todos los padres juegan con sus hijos, la finalidad de esta actividad ha sido que “el juego sirva para desarrollar ciertas habilidades muy importantes”.
Carla Carrera se ha referido a la necesidad de estimular la memoria, ya que según ha dicho, con nuevas tecnologías, se están detectando muchos problemas en niños y adolescentes, pero también las emociones, para que los más pequeños sepan identificarlas y expresarlas, incluso sin necesidad de utilizar el lenguaje verbal. Asimismo, ha destacado el papel del juego en la formación del apego seguro del propio niño, que, en su opinión, va a influir a lo largo de su vida en todas sus relaciones.
“Es fundamental desarrollar el apego en edades tempranas y, para ello, es importante el juego”, ha apostillado. Carla Carrera ha hecho hincapié en que, gracias al juego, es más fácil mantener la concentración mientras los niños trabajan las habilidades sociales, la memoria o la comunicación.
Bajo estas premisas, los más pequeños han tenido que expresar diferentes sentimientos al ritmo de la música, utilizando su cuerpo, musicalidad y energía junto con la expresión facial para que sus compañeros de juegos, así como sus propios padres, entendieran cómo se sentían o qué querían transmitir en un determinado momentos.
“Muchas veces, la identificación de emociones no tiene lugar a través del lenguaje verbal, sino mediante la observación de eso que nos expresa el otro”, ha apuntado la psicóloga de Cipsa. Durante los talleres, celebrados en el CEIP Virgen de Valencia de Renedo, en el edificio de la Biblioteca municipal Francisco Llata de Liencres y en el Local de la Junta Vecinal de Arce, los participantes también han jugado al ¿Qué soy?. A través de preguntas, mayores y pequeños, han tratado de adivinar la tarjeta que tenían puesta en su frente, mientras que, en la ruleta emocional, se han enfrentado al reto de expresar el sentimiento que ha tocado en cada ocasión -sorpresa, alegría, ira, miedo, tristeza o asco-, a través de gestos para que sus compañeros y padres pudieran identificar la emoción escenificada.